Condenaron a Alejandro Bodart a 6 meses de prisión por incitar a la discriminación de los judíos y se agudizó la polémica
La Cámara de Casación y Apelaciones en lo Penal de Buenos Aires revocó esta semana una absolución de primera instancia y condenó al líder del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) Alejandro Bodart a la pena de 6 meses de prisión en suspenso, por considerar que a través de mensajes en Twitter cometió el delito de incitación a la discriminación contra los judíos, al comparar el sionismo con el nazismo, entre otras frases polémicas y sostener que Israel es un “estado genocida”.
La condena fue con el pago de las costas del proceso y la obligación de fijar domicilio y someterse al cuidado de un patronato por el término de dos años por un hilo en Twitter de 2022 que abrió un debate de fondo sobre los conceptos de discriminación, antisemitismo y antisionismo que aún no terminó. Además de ser un caso testigos para varias denuncias de esta índole potenciadas por la guerra entre Israel y Hamas en la Franja de Gaza.
Tras ser instado por la DAIA a retractarse, el dirigente del Movimiento Social de los Trabajadores, aseguró que “no hay solución al conflicto si no se destruye al Estado genocida de Israel para reconstruir el Estado palestino”.
Ante una denuncia de la DAIA, el fiscal imputó a Bodart haber incitado al odio contra la comunidad judía desde Twitter mediante tres publicaciones. En la primera de ellas, de fecha 11 de mayo de 2022, señaló: “Sionistas=Nazis= (emoticón de “fuck you”)”. Asimismo, el 15 de ese mismo mes y año, publicó: “74 años de la catástrofe que vive el pueblo palestino, a manos del Estado racista y genocida de Israel. La llave, símbolo de sus casas y tierras robadas, está presente en cada lucha. Por una Palestina laica y democrática, del río al mar. #nakba74”.
Por último, el día 20 de mayo de 2022 Bodart publicó: “El pueblo palestino resiste. Apoyar su heroica lucha es también desnudar las mentiras del sionismo, el imperialismo y sus voceros. Los ataques a quienes defendemos la causa palestina no nos silencian: nos confirman que estamos en lo correcto. El Estado de Israel es genocida” y “Siempre condenamos la persecución antijudía y toda opresión étnica, religiosa, de género o nacionalidad. X eso defendemos al pueblo palestino. Basta de acusar de antisemitas a quienes somos antisionistas”.
La jueza de instrucción Natalia Molina había absuelto a Bodart y recordó que manifestó “ser trotskista y que su posición se centra en criticar al sionismo y al Estado de Israel, mas no al pueblo judío en general, y que sus opiniones están alineadas con su militancia socialista y con su compromiso con la justicia y los derechos humanos”.
En tal sentido, indicó que, con relación al tweet de fecha 11 de mayo de 2022, existe “una marcada diferencia entre el movimiento sionista y la comunidad judía, y que criticar a la política del Estado de Israel y al sionismo no alienta o incita a la persecución o al odio contra la comunidad judía”.
Aclaró que no escapa a su razonamiento que “comparar al sionismo con el nazismo es altamente polémico y está cargado de contenido provocativo, pero que no debe perderse de vista que el imputado expresó dicha analogía en función de ser el sionismo una corriente expansionista, que es totalmente contraria a su postura ideológica y política”.
Durante el debate, los testigos Franco Marcelo Fiumara (Juez del Tribunal Oral en lo Criminal nro. 3 del Departamento Judicial de La Matanza y profesor académico con tesis relacionadas con el genocidio y el antisemitismo), Ariel Augusto Gelblung (Director del Centro Simon Wiesenthal Latinoamerica) y Marisa Paula Braylan (que dirige un centro de estudios sociales en la DAIA) afirmaron que las conductas reprochadas a Bodart “resultan antisemitas y que reproducen discursos de odio que afectan a la comunidad judía”.
En cambio los testigos de la defensa como “el actor Naum Briski, Clarisa Alberstein, José Saul Wermus (conocido como Jorge Altamaria del PO), Myriam Bregman, Claudio Katz y Laura Alche sostuvieron en el debate que “no advierten un carácter antisemita en las expresiones de Bodart, ni una relación directa con el judaísmo”. En ese sentido el Premio Nobel de la Paz y militante K Adolfo Pérez Esquivel “sostuvo que la estructura del Estado no tiene nada que ver con el pueblo”.
En el fallo de la cámara, la jueza Patricia Ana Larocca confirmó la absolución de primera instancia.
En cambio, su colega Ignacio Mahiques fundó la condena por mayoría en estos argumentos. Por un lado, recordó que el testigo Ariel Gelblung explicó que “cuando uno plantea que no tiene que tener los mismos derechos que otro, eso es un discurso de odio”.
Desde 2002, Argentina es miembro pleno de la “Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto” (IHRA por sus siglas en inglés)” que define el concepto de antisemitismo y antisionismo.
La simple lectura de las publicaciones realizadas por Bodart “es suficiente para comprender que, bajo el ropaje de críticas legítimas, despliega un arsenal discursivo discriminatorio que contiene una comparación del movimiento político sionista con el nazismo” escribió el juez Mahiques en un fallo de 150 páginas.
“La asimilación de la creación de Israel con una catástrofe, el asentamiento de poblaciones judías como robo de casas y tierras, la calificación de racista y genocida a un estado democrático (no a sus funcionarios, gobierno ni a sus políticas) y una expresión excluyente de la existencia de Israel como lo es “Por una Palestina laica y democrática, del río a mar” (del río Jordán al Mediterráneo).
Ese discurso que “niega el derecho del Estado de Israel a existir y que postula que la comunidad judía allí establecida ocupa un territorio que le pertenece a otro pueblo, adquiere la cualidad discriminatoria por el modo en que se expresan las palabras y confluyen como base para instigar violencia, hostigamiento y persecución”, agregó el juez.
“Tales afirmaciones, presentan, a mi juicio, varias fallas. La primera es que el sionismo no tiene nada que ver con un estado supremacista, sino con el derecho de un pueblo a auto determinarse y crear un Estado en un sitio al que le asigna valor ancestral religioso y cultural”, agregó.
Las expresiones de Bodart “constituyen una narrativa que proporciona las bases para deslegitimar la existencia de Israel y realizar un llamado a su destrucción que va más allá de cualquier opinión o crítica contra las acciones tomadas por las autoridades de ese país”.
“La discusión por las políticas de asentamientos de Israel en lugares disputados es válida y necesaria, pero es censurable que bajo el legítimo reclamo por la defensa de los derechos humanos del pueblo palestino se inserten deliberadas convocatorias a la violencia, como expresiones de Bodart del tenor de “…por más que no tengamos nada que ver con Hamas o Hezbolá, tampoco tenemos ningún conflicto con que le metan bombazos a Israel”, señaló el juez.
El discurso de Bodart “va mucho más allá de los cuestionamientos a las autoridades israelíes actuales, pues arremete contra todo el Estado de Israel. La expresión es discriminatoria porque, insisto, no se critica un “accionar político”, sino que se dirige a todo un Estado al que se responsabiliza por los actos de sus autoridades de gobierno y desde esa base se promueve la afectación de derechos de un grupo vulnerado por la discriminación como lo es el pueblo judío con el que se identifica expresamente el Estado de Israel y la mayoría de las comunidades judías del mundo”, señaló.
“La posición contraria al derecho del pueblo judío a la autodeterminación en el territorio ancestral (antisionismo) se conecta con la deslegitimación, estigmatización y demonización que implica la equiparación del régimen nazi con el movimiento sionista y la calificación del Estado de Israel como racista y genocida”, finalizó Mahiques a cuyo votó adhirió Jorge Atilio Franza con la disidencia Patricia Ana Larocca.
Bodart apelará la condena a la Corte Suprema de Justicia y apoyó su posición en un artículo que sostiene que “En contraste con Larocca, el juez Mahiques tuvo que desplegar 80 carillas para justificar su repudiable voto de condena. Es que integra toda una ristra de jueces y fiscales a los cuales el aparato sionista, como lo hace en buena parte del mundo, ha domesticado con tal de acallar toda crítica al Estado genocida de Israel”. “Al actuar de esa manera, también a gusto del pro-sionista Milei, esa parte de la justicia se vuelve cómplice”, finalizó el dirigente de izquierda.
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