A lo largo de la historia de la humanidad, la sociedad tuvo la característica de pensar y formular ideas e innovaciones que superen a las de su tiempo para alentar el progreso. Una de las más recurrentes desde la invención del auto es la lograr que este pueda volar para trasladarse de un lugar a otro por los aires.
Es un tópico común en la ciencia ficción, como por ejemplo el famoso DeLorean de Volver al futuro (1985) que además de tener la capacidad de saltar en el tiempo podía volar sin mayores inconvenientes, despegándose del suelo en cualquier superficie solo con alcanzar la velocidad adecuada.
Pero en el último tiempo, donde la tecnología creció a pasos agigantados y dio innovaciones en materia de movilidad, no solo en la aeronáutica sino que también en la industria automotriz, dejó de tratarse de una idea utópica de Hollywood y pasó a ser una carrera real entre las compañías para ver quién podía realizar el prototipo más eficiente y que mejor se adapte a un potencial mercado.
En un momento se apuntó a los aerotaxis como el siguiente gran invento de nuestro tiempo, como consecuencia del avance de los autos eléctricos y autónomos (estos por supuesto menos avanzados y difundidos). Las previsiones más optimistas apuntaban a que dentro de poco tendríamos automóviles volando y prestando servicio en las ciudades, pero nada de ello se ha hecho realidad. ¿Cuál es la realidad del auto volador? ¿Hacia dónde está yendo la industria?
Se tratan de preguntas complejas, ya que hay muchos actores y empresas interviniendo en estas tecnologías, cada uno con su enfoque y usos distintos. Lo que sí se puede aclarar es que a día de hoy son pocos los modelos que funcionan en condiciones reales, todavía menos los que están a la venta y ninguno está al alcance del público general.
La industria, desde que se empezó a hablar del tema hace ya unos años, se dividió en dos ramas. Por una parte, aquellos que crearon prototipos de autos voladores para venderlos a particulares y por otra, los que los veían más como un servicio de taxis o de autos compartidos.
Hasta la fecha, las empresas que más han avanzado han sido las primeras, puesto que son las que ya han puesto sus modelos en el mercado o incluso ya cuentan con permisos para volar. Uno de los casos más resonantes es el de la empresa AirCar, que ha recibido el certificado de aeronavegabilidad por parte de la Aviación Civil de Eslovaquia. Para conseguirlo, tuvo que realizar más de 100 vuelos acumulando 70 horas de pruebas, según Auto Bild.
Además, es uno de los pocos autos voladores que cumple con la definición como tal, ya que tiene la forma de un automóvil que puede circular por la ruta, pero cuenta además con alas y puede volar como un avión. De hecho, sus despegues y aterrizajes son similares a los de estas aeronaves.
Otro ejemplo es el de Alef Aueronautics, que tiene el Model A casi listo para producción. Tiene forma de auto, puede circular en tierra hasta 320 km y volar hasta 177 kilómetros. Su funcionamiento, sin embargo, es similar al de un helicóptero, utilizando hélices para elevarse.
Este es el camino más popular que están recorriendo la gran mayoría de “autos voladores” que se han presentado, pero que, en realidad, son una suerte de drones de gran tamaño, vehículo de despegue y aterrizaje vertical eléctricos (eVTOL) que en realidad no pueden circular como un auto tradicional.
Una marca que ha optado por una solución mixta a esto ha sido Xpeng, que ha optado por crear una furgoneta que en su zona de carga lleva integrado un dron, por lo que técnicamente no es un auto volador, si no uno que cuenta con un dron que vuela; pero, si vamos a sus efectos prácticos, es capaz de cumplir con ambas tareas. Se lo piensa sobre todo de mucha utilidad ante imprevistos de tráfico en los que se tenga la posibilidad de estacionar el vehículo y utilizar el dron para sortear el embotellamiento.
Este modelo lleva el nombre de Land Aircraft Carrier y combina el vehículo terrestre de 5,5 metros con una mecánica eléctrica de autonomía extendida que le da 1000km de rango junto a la aeronave. Un dron capaz de transportar a dos personas y que se guarda dentro del auto en cinco minutos, según la compañía. Afirman haber recibido ya más de 2000 pedidos, aunque cuesta unos US$280.000.
¿Cuándo llegarán estos modelos y cómo funcionarán?
Varios de los modelos mencionados anteriormente apuntan a fechas próximas: el Alef tiene intención de empezar a producirse a finales de 2025, mientras que el de Xpeng buscaría empezar sus entregas en 2026. Sin embargo, el resto de empresas no son tan optimistas y apuntan a 2030 como una fecha más factible para sus proyectos. Otra cuestión de relevancia que es necesario considerar es que, una vez que la tecnología esté preparada, lo importante va a ser en qué marco legal van a operar.
La idea de muchas de estas compañías era que los vehículos voladores fueran autónomos, para ahorrar peso, por una cuestión de eficiencia (es más rápido para tener una flota de aerotaxis en constante movimiento) o porque, en el caso de particulares, no tendrían que sacar una licencia para poder volarlos.
Sin embargo, esto parece poco factible, al menos en primera instancia. Su regulación dependerá de cada país, pero por el momento uno de los pocos que se ha pronunciado al respecto ha sido Estados Unidos a través de la Federal Aviation Administration (FAA).
Según las consideraciones del organismo, en una primera etapa que se extenderá hasta 2028, los autos voladores estarán regulados prácticamente como si fueran helicópteros, teniendo que contar con un piloto con licencia, así como con hojas de vuelo planificadas con anterioridad y pudiendo operar únicamente desde helipuertos o aeropuertos.
LA NACION
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