El emblemático proyecto inmobiliario de US$150 millones de inversión que ya tiene lista de espera
Los edificios no sólo forman parte del paisaje urbano, sino que se entremezclan con sus alrededores, son testigos de hechos y visitas de referentes políticos, filosóficos y culturales, y terminan encarnando la historia de un país. Eso mismo tuvo lugar en el Hotel Plaza, una edificación con más de 110 años de vida, cuyas paredes alojaron a personajes como Luciano Pavarotti, Jorge Luis Borges, Nat KingCole, Luis Amstrong y los reyes de España, y en el que algunos visionarios decidieron invertir, para llevar adelante una puesta en valor del lugar.
“Respetar al 1000% la identidad del edificio; que la gente lo visite y encuentre un ámbito reconocido”, así define el trabajo que están haciendo en el lugar Andrés Kalwill, director del Grupo Alvear, la empresa que desarrolla la puesta en valor, junto con el estudio de arquitectura BMA. El proyecto, en el que se desembolsarán US$150 millones, combinará hotelería con unidades residenciales y propuestas gastronómicas.
Ubicado en una icónica esquina de la Ciudad de Buenos Aires, el edificio fue levantado en 1909 por el empresario Ernesto Tornquist cuando todavía no existía su emblemático vecino Kavanagh, la estación Retiro, ni la Plaza San Martín como hoy la conocemos. El proyecto del hotel fue del arquitecto alemán Alfred Zucker, quien previamente hizo su carrera en Nueva York, donde construyó 30 edificios. “El hotel se fabricó como una edificación neoyorquina, con estructura metálica y mampostería perimetral de ladrillo de hasta 120 cm de espesor”, revela el ingeniero Marcelo Lozano, gerente de construcción del Grupo Alvear.
El edificio de 1909 será objeto de un intensivo trabajo de remodelación y se adaptará a partir del tercer piso, para construir 56 unidades de vivienda, de entre 60 y 200 m², que saldrán a la venta en mayo del 2025. Por su parte, el edificio del antiguo anexo, localizado detrás del construido por Zucker, sobre la calle San Martín, y construido entre 1942 y 1948, fue demolido para construir uno nuevo con cinco subsuelos. Respetará la volumetría del antiguo anexo y se adecúa a la normativa actual de ascensores, medios de escape, accesos para discapacitados y cocheras que el edificio anterior no cumplía. Contará con 210 habitaciones para el sector del hotel, una recepción y nuevos salones que se integrarán a la planta del piso mayor del edificio histórico, donde se restaurarán los salones originales.
“Nadie vio los planos, pero ya hay gente enamorada del proyecto, conocen lo que fue el Hotel Plaza y quieren vivir acá”, revela Kalwill y destaca que ya tiene una lista de personas que pidieron que los contacten cuando las unidades salgan a la venta. Además, detalla que, en total, el proyecto sumará 32.000 m² y estiman que estará listo para principios del 2028. “Todavía no puedo dar precios”, aclara.
“Hay una tendencia de que estos hoteles clásicos incorporen una zona residencial, algo que nos resultó muy bueno para otro edificio que hicimos en Puerto Madero”, agrega Kalwill. “Las viviendas van a tener la magia de vivir dentro de un edificio histórico, junto con el beneficio de acceder a los servicios del hotel a sólo un paso de tu casa”, revela Lozano y detalla que los residentes del lugar podrán usar la pileta, el bar y los restaurantes, sin necesidad de salir a la calle. Además, el edificio contará con una zona de “escritorios”, unidades individuales de un promedio de 35 m² que se venderán como espacios de trabajo, a los compradores de las residencias.
“Hace varios años que venía dando vueltas el sueño de adquirir el hotel”, comenta divertido Kalwill, y explica que la empresa había trabajado en la puesta en valor de otros tres edificios icónicos: el Alvear Palace Hotel de Recoleta, el edificio de Galerías Pacífico y el Hotel Llao Llao. “Después del trabajo de restauración de esos tres inmuebles, este era un desafío cantado”, expresa Kalwill.
En ese entonces, la explotación del hotel estaba a cargo de la cadena Marriott, pero “pedía a gritos un trabajo de inversión fuerte, ya que las habitaciones estaban concebidas para otra época”, señala Lozano. Finalmente, en 2010 surgió la posibilidad de comprarlo. Tocaba la ardua tarea de negociar con los 65 accionistas, nietos y bisnietos del empresario Ernesto Tornquist que lo construyó: “Logramos adquirirlo en abril de 2013 y me tuve que quedar manejándolo hasta la fecha de cierre”, describe Kalwill.
“El hotel es profundamente parte de la historia de la Argentina, mucha gente guarda un sentido de pertenencia hacia el edificio, por lo que se hará todo un trabajo de puesta en valor, respetando al máximo la identidad del lugar”, afirma Kalwill y detalla que el proyecto de interiorismo está a cargo del Arquitecto Martín Zanotti, uno de los más destacados y reconocidos profesionales de la Argentina.
A pesar de que el edificio nació en 1909 con un estilo academicista francés, más adelante atravesó una serie de cambios. “En 1930 pasó de moda esa tendencia, por lo que racionalizaron la fachada y modificaron los salones, adecuándolos a un interiorismo con influencia art decó”, comparte Lozano, que explica que se encuentran restaurando nuevamente la fachada, para llevarla a la fisonomía de la década del 30.
En ese trabajo de puesta en valor, lograron recuperar distintos elementos, como mármoles de carrara de escaleras que entraron en desuso, pero que formaban parte de la esencia del lugar, por lo que se destinarán a otros espacios como el lobby y los salones. “El primer mármol de carrara que llegó a la Argentina fue en 1905 y este es de 1909″, explica Lozano, que además detalla que el piso de uno de los salones principales está hecho de roble boliviano de la década del 30, que también se restaurará, y revela que también se conserva una araña original de los inicios del Plaza, en las escaleras que llevan a los salones del piso mayor.
Los líderes del proyecto explican que las viviendas que habrá en el hotel apuntan a un público específico. “No cualquiera es el cliente ideal para vivir en una residencia de un hotel, el perfil que mejor se adecúa es alguien con hijos grandes, que busca la tranquilidad de estar en un lugar seguro y de tener servicios cercanos a su disposición”, explica Kalwill.
Entre las propuestas gastronómicas están los emblemáticos Plaza Grill y Plaza Bar. Se trata de dos míticos negocios de comida muy frecuentados por los porteños y que se recuperarán respetando su uso, carácter y materialidad original. Además, se sumará un restaurante con terraza hacia la Plaza San Martín –esquina de Marcelo T. de Alvear y Florida- y otro restaurante que se complementa con el patio francés. En todos los casos serán propuestas abiertas al público porteño.
El proyecto de adecuación y la puesta en valor de la fachada del edificio histórico está a cargo del Arq Fabio Grementieri y la profesora Cristina Lancellotti. Lozano explica que el revoque símil piedra Paris y los revestimientos de mármol y piedra del basamento se restaurarán con los materiales originales que se empleaban en 1909. Lanceillotti también está detrás de la restauración de dos murales en dorado a la hoja con motivos campestres que encontraron en el salón de fiestas debajo de cuatro capas de pintura. Poco tenían que ver esos dibujos con el art decó que se impuso en los salones en los años 30, pero estaban muy unidos a la personalidad de los visitantes que fueron frecuentando el hotel, vinculado a la aristocracia argentina.
Tal es la historia que se respira entre las paredes de este edificio, que los desarrolladores decidieron armar un museo dentro del hotel, que cuente la biografía del lugar. “Nuestra misión no es barrer y venir con algo nuevo, sino reencontrarnos con lo original, recuperarlo y adaptarlo al momento actual”, concluye Kalwill.
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