El gobierno islamista lanzó una ofensiva contra “milicias” del régimen de Al-Assad tras la muerte de 14 policías


DAMASCO.- Las nuevas autoridades islamistas sirias lanzaron el jueves una ofensiva de seguridad contra “milicias” pro Bashar Al-Assad en una región costera donde 14 policías fueron asesinados el día anterior, prometiendo perseguir a los “remanentes” del derrocado gobierno acusados del ataque, informaron los medios estatales.

La violencia en la provincia de Tartous, parte de la región costera en el oeste del país que alberga a muchos miembros de la secta alauita de Al-Assad, supone un gran desafío a las autoridades islamistas sunitas que le arrebataron el poder el 8 de diciembre.

Las fuerzas de seguridad del nuevo gobierno sirio aseguran el área alrededor de un grupo de manifestantes alauitas en el distrito de Mazzeh en Damasco el miércoles 25 de diciembre de 2024. Omar Sanadiki – AP

Las fuerzas de seguridad de la nueva administración lanzaron la operación para “controlar la seguridad, la estabilidad y la paz civil, y perseguir a los restos de las milicias de Al-Assad en los bosques y colinas” de las zonas rurales de Tartous, informó la agencia estatal de noticias SANA.

El objetivo es “restaurar la seguridad, la estabilidad y la paz civil” en esta zona costera, precisó la agencia oficial de prensa.

El Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH) dio parte de tres muertos este jueves en dicha operación, y precisó que eran “hombres armados fieles al antiguo régimen”. Además, indicó que este jueves hubo decenas de detenciones.

Según reportes, las fuerzas de seguridad habían sido emboscadas anteriormente cuando intentaban detener a un exoficial del régimen por su relación con la famosa cárcel de Saydnaya.

Los miembros de la minoría alauita, una rama del islam chiita, ejercieron una enorme influencia en la Siria dirigida por Al-Assad, dominando las fuerzas de seguridad que utilizó contra sus oponentes durante la guerra civil de 13 años de duración, y para aplastar la disidencia durante décadas de sangrienta opresión por parte de su Estado policial.

La comunidad minoritaria alauita es una rama del Islam chiíta al que pertenece el expresidente Bashar Al-Assad.Omar Sanadiki – AP

Como reflejo de las tensiones sectarias, manifestantes se concentraron frente a la sede del gobierno local en Tartous y corearon “¡Oh, Alí!”, según mostraron imágenes publicadas en las redes sociales el miércoles. El cántico hacía referencia a Alí ibn Abi Talib, primo del profeta Mahoma venerado por los musulmanes, pero especialmente apreciado por alauíes y chiíes, que creen que Alí y sus descendientes deberían haber liderado la comunidad islámica.

Hayat Tahrir al-Sham (HTS), la antigua afiliada de Al-Qaeda que dirigió la campaña rebelde que derrocó a Al-Assad, prometió en repetidas ocasiones proteger a los grupos religiosos minoritarios, que temen que los nuevos gobernantes intenten imponer una forma conservadora de gobierno islamista.

La agencia SANA informó de que Mohammed Othman, el recién nombrado gobernador de la región costera de Latakia que linda con la zona de Tartous, se reunió con jeques alauitas para “fomentar la cohesión de la comunidad y la paz civil en la costa siria”.

El Ministerio de Información sirio declaró la prohibición de lo que describió como “la circulación o publicación de cualquier contenido mediático o noticia de tono sectario destinada a sembrar la división” entre los sirios.

La guerra civil siria adquirió dimensiones sectarias cuando Al-Assad recurrió a milicias chiitas de todo Medio Oriente, movilizadas por su aliado Irán, para combatir la insurgencia dominada por miembros de la mayoría musulmana suní, muchos de ellos islamistas.

Soldados del gobierno y sus aliados se apiñan en el suelo mientras son detenidos por insurgentes en Homs, Siria, el domingo 8 de diciembre de 2024. Omar Albam – AP

La disidencia también afloró en Homs, 150 kilómetros al norte de Damasco. Los medios de comunicación estatales informaron que la policía impuso toque de queda nocturno el miércoles por la noche, tras los disturbios relacionados con manifestaciones que, según los residentes, estaban dirigidas por miembros de las comunidades religiosas alauita y chií.

Imágenes publicadas en las redes sociales el miércoles desde Homs mostraban a una multitud de personas dispersándose, y a algunas de ellas corriendo, mientras se oían disparos.

Irán, aliado regional chiita de Al-Assad desde hace tiempo, ha criticado el curso de los acontecimientos en Siria en los últimos días.

El domingo, el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Khamenei, pidió a la juventud siria que “se enfrente con firme determinación a quienes han orquestado y provocado esta inseguridad”.

Jamenei pronosticó “que también en Siria surgirá un grupo fuerte y honorable porque hoy la juventud siria no tiene nada que perder”, calificando al país de inseguro.

El recién nombrado ministro de Asuntos Exteriores sirio, Asaad Hassan al-Shibani, afirmó en un mensaje en las redes sociales que Irán debe respetar la voluntad del pueblo sirio y la soberanía y seguridad de Siria.

“Les advertimos contra la propagación del caos en Siria y les hacemos responsables de las repercusiones de sus últimas declaraciones”, afirmó.

El Líbano declaró el jueves que esperaba mantener las mejores relaciones con Siria, en su primer mensaje oficial a la nueva administración de Damasco.

El grupo libanés Hezbollah, respaldado por Irán, desempeñó un papel fundamental en el apoyo a Al-Assad durante la guerra civil, antes de llevar a sus combatientes de vuelta al Líbano el año pasado para luchar en una cruenta guerra contra Israel, un redespliegue que debilitó las líneas del gobierno sirio.

Agencias Reuters y AFP

Conforme a los criterios de

Los comentarios están cerrados.