El hombre clave entre Mauricio Macri y Javier Milei y los números que mira Sergio Massa
El gato que está
Mauricio Macri tuvo una semana salvaje: luego de ser artífice y anfitrión de la negociación del acuerdo con Javier Gerardo Milei, el expresidente participó el último domingo de dos programas de televisión. Visitó a José Del Río en el barrio de Chacarita y, luego, a Jorge Lanata en Constitución. Llegó en su camioneta -acompañado de su custodia- y se bajó en el playón de Canal 13, exhausto pero feliz: “Parezco un Seal de esos de la Marina que hacía años que no entrenaba…”, dijo, de buen humor. Los Navy Seals son los equipos de tierra, mar y aire de la Armada de los Estados Unidos, una fuerza de elite militar, preparados para ejecutar las misiones especiales más riesgosas de su país, en cualquier lugar del planeta. Así se siente Macri: ejecutando una operación riesgosa pero fundamental para él y para el país. Esa jugada lo cuenta a la cabeza del armado: habla él solo con Milei de lo grueso del acuerdo. Lo más fino, como la fiscalización en el balotaje, tiene delegados de su confianza como Cristian Ritondo, Federico Angelini y Paula María Bertol. Esta abogada es amiga de años de Guillermo Francos, hoy alfil a tiempo completo del león libertario. Todos ellos se ocuparán ahora de que los votos para La Libertad Avanza terminen dentro de la urna: ¡Barrionuevo afuera!, podría recitar ahora el economista anarco capitalista…
Mauricio Macri, luego de conocerse los primeros resultados tras las elecciones primarias. Foto EFE/ Juan Ignacio Roncoroni
El calabrés
Pero un nombre ha surgido en esos vínculos entre "El Gato" y "El León". Un empresario argentino con fuertes inversiones en Uruguay se ha transformado en un lazo determinante: Eduardo Bastitta, dueño del emprendimiento "+ Colonia", una especie de Nordelta uruguayo que craneó con su padre Eduardo. Y que con su empresa Plaza Logística le alquila un predio a Mercado Libre para su centro de distribución en el Mercado Central. Bastitta se ha convertido en un férreo defensor de la "dolarización", tema que ha debatido fuertemente con Carlos Melconian. Y junto a Claudio Porcel (dueño de Balanz), Gonzalo Tanoira (grupo Bemberg) y Sebastián Braun y Alec Oxenford conforman la mesa chica de fundraising de Milei desde hace 2 años y, entre otras cosas, armaron el famoso chat de la dolarización donde sumaron a más de 300 empresarios. Pero el detalle que marca la ligazón del empresario con los ahora socios políticos es una visita a Colonia: en la bucólica ciudad uruguaya, Bastitta llevó a Milei -en agosto pasado-hasta el restaurant La Bohemia. ¿Dónde queda ese local gastronómico? En "El Calabrés", zona donde Bastitta tiene su emprendimiento, y que remite a los orígenes italianos de los Macri. Todo tiene que ver con todo bien, Pancho Ibáñez dixit…
Mauricio Macri Patricia Bullrich Javier Milei
Fuera de campaña
Esa frase también se puede aplicar a quienes se ocupan de la publicidad electoral. Ahora que Patricia Bullrich quedó tercera en las elecciones generales, muchos miran al publicista Derek Hampton como uno de los responsables de no estar en el balotaje. Primero, se desnudó que "Derek" es su nombre artístico y que, verdaderamente, se llama Diego Carlos. Misterios de la fama… Otra es que este discípulo de Jaime Durán Barba, se referencia en Rodrigo Lugones, un publicista que trabajó con dirigentes del PRO y que hoy se radicó en Miami. Y que junto a su allegado Guillo Garat, abarcaban todo el arco político, dando consejos (y focus groups) a Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta. Wado de Pedro y Javier Milei. Al libertario llegaron a través de Santiago Caputo, el influyente dirigente que tuvo el privilegio de estar en la casa de Macri el día que se selló el "Pacto de Acassuso". Un publicista a la derecha…
El consultor Derek Hampton, asesor y estratega de campaña de Patricia Bullrich.
Massismos
También en el campamento peronista los publicistas están de moda. Con el primer puesto en el balotaje, Sergio Tomás Massa sigue escuchando los consejos discursivos del catalán Antoni Gutiérrez-Rubí y las campañas de redes de los brasileños con Otávio Antunes y Edinho Silva. A eso, se deben sumar las piezas publicitarias de Fernando Sarni, El CEO y partner de Mercado McCann. Massa decide todo ("acá el que manda soy yo", repite todo el tiempo a todo el mundo) y habla constantemente con su esposa Malena y con Sebastián Galmarini. A su cuñado le confía todo lo que son los números de las elecciones (acertó con sus mediciones el triunfo en las Generales) y repasa con él los mapas de color de los votos; esto es, dónde deberían enfocarse antes del balotaje para sumar votos, tanto en el conurbano bonaerense como en provincias como Jujuy, Formosa o Chaco. Y dónde prender velas para que el feriado del fin de semana del 19 de noviembre atraiga turistas con inclinaciones electorales macristas-mileístas.
Sergio Massa y Malena Galmarini, tras la elección general. Foto Marcelo Carroll
Sergio Massa, fiel a su estilo, se ocupa de todo: desde pensar en un posible viaje del Papa Francisco a la Argentina hasta de la elección porteña, tema del que se ocupó de chequear con Cristina Kirchner antes de definir que Leandro Santoro no compita en un balotaje con su viejo conocido Jorge Macri. También con CFK hablaron del conflicto Axel Kicillof-Máximo Kirchner, algo que la vicepresidenta pide resolver en breve. Antes de que asuma Kicillof su segundo mandato. Y de resolver si Máximo seguirá al frente del PJ bonaerense o si deja ese rol político clave, a cambio de volver a la Presidencia del bloque de diputados nacionales (de Unión por la Patria, desde diciembre) o si se convertirá en ministro nacional, en caso de que su amigo Sergio gane la Presidencia. Manojo de nervios, para todos y todas…
Sergio Massa habla en el Búnker de UxP. Foto: Santiago Oroz.
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