MONTEVIDEO.- Uruguay entró este jueves en la veda electoral, que implica un período de reflexión antes de la votación del domingo, con la izquierda en primera posición en la carrera presidencial, pero con una paridad con el bloque oficialista que terminaría por definir la presidencia en un balotaje el 24 de noviembre.
El candidato del Frente Amplio (FA), Yamandú Orsi, impulsado por José Mujica, aparece como favorito para devolverle el poder a esa fuerza de izquierda, frente al oficialista Álvaro Delgado, pero sin chances de ganar el domingo en la primera vuelta. El FA también asoma con mayoría en el Senado, pero no así en la Cámara baja. Los tres períodos de gobierno de la izquierda habían sido con el control de ambas cámaras.
Las últimas horas previas a la veda fueron con el nerviosismo de divulgación de las últimas encuestas de intención de voto, porque las consultoras tienen diferencias entre si, incluso qué partidos ingresarían en el Senado.
Equipos Consultores dio 41,4% al Frente Amplio y 39,9% a la coalición oficialista, pero en la proyección de indecisos dio esto: 45,8% al Frente Amplio, 24,8% a los nacionalistas (blancos), 17,7% a los colorados, 2,2% al Independiente (socialdemócrata) y 2,1% a Cabildo Abierto (derecha). La coalición oficialista suma 46,8% (pero vota con distintos lemas), un punto arriba de la izquierda.
En ese escenario, el Frente Amplio gana la mayoría del Senado pero no la de Diputados.
Opción Consultores proyectó 45% para el Frente Amplio y 45% a la coalición (24% los blancos, 16% los colorados, 4% Cabildo y 1% el Independiente). Aparte, Identidad Soberana de un abogado con discurso antisistema, recoge 4% y llegaría al Senado.
Cifra dio al Frente Amplio un 46%, al Partido Nacional 25%, Partido Colorado 16%, Cabildo Abierto 3%, Partido Independiente 2% e Identidad Soberana 2%. Otro 2% se inclinaría por el resto de los partidos y el restante 4% en blanco o anulado.
La Unidad de Percepción Ciudadana proyecta el 47% para el Frente y el 45% a la coalición.
La campaña transcurrió con menor entusiasmo que en las elecciones anteriores, con cierto desinterés del electorado, alto porcentaje de voto en blanco y de indefinidos e, incluso, la volatilidad en las decisiones de los votantes.
El Frente Amplio aparece con mayor intención de voto respecto a los partidos del oficialismo, pero sin que aparezca con victoria en primera vuelta, por lo que el presidente que sucederá a Luis Lacalle Pou seguramente se elegirá en un balotaje el 24 de noviembre, entre el opositor Orsi y el oficialista Álvaro Delgado.
Las encuestas muestran paridad entre los bloques, aunque la alianza oficialista Coalición Republicana no se presenta bajo un mismo lema en primera vuelta, una dispersión lo que afectará la ganancia de bancas.
Además de elegir la fórmula presidencial, los uruguayos votaran el domingo la renovación total del Senado, de 30 bancas, y de la Cámara de Diputados, que tiene 99 bancas.
En paralelo a las elecciones se realizan dos plebiscitos para enmiendas de la Constitución. Uno eliminaría la restricción de allanamientos nocturnos en hogares, disposición que rige desde 1830. Otro impulsado por la central sindical PIT-CNT desmantelaría el sistema previsional de ahorro individual, confiscaría los ahorros para destinarlos a un fondo común, fijaría la edad de retiro en los 60 años y aumentaría las jubilaciones y pensiones a una cifra equivalente al salario mínimo nacional.
Esa reforma del sistema previsional aparece con baja adhesión y encaminada al fracaso, mientras que la propuesta de allanamientos tiene apoyo importante, pero dependerá de la presentación de la boleta. Según los encuestadores tiene bajas chances de ser aprobada.
El primer objetivo del Frente Amplio era ganar en primera vuelta como en 2004, para lo que requiere el 50% más uno del total de los sufragios, y eso no aparece en proyección de ninguna de las empresas encuestadoras.
Los actos públicos fueron más chicos que en campañas anteriores y la izquierda fue la que concentró más gente en su cierre de campaña, pero lejos de lo que fueron sus grandes demostraciones masivas. Caravanas de autos, carteles en la vía pública, pero muy poco de banderas en los balcones o en los autos, algo que era típico de campaña electoral de Uruguay.
El acto de cierre de campaña del Frente Amplio se realizó en el parque central de la ciudad, cerca del Estadio Centenario. “Es una época de celebración de la democracia y de ponerla en valor y de valorar mucho lo que son las libertades y la posibilidad de vivir con libertad de partidos”, dijo Orsi, que de 2015 a este año fue intendente de Canelones –jefe de gobierno del segundo departamento del país, luego de Montevideo–. Orsi hizo referencia a la oferta de propuestas acotada, a diferencia de otras épocas: “No puede ser un tiempo de un carnaval de promesas que después son incumplidas. Tiene que ser además un tiempo de compromisos”, sostuvo.
Sí mostró una disposición a ser más firme en la seguridad pública, que fue un punto débil de los tres gobiernos del Frente Amplio (2005-2020): “Está claro que hay que ser muy duro con el delito y ser muy duro con las causas de ese delito, y ahí la intervención del Estado en nuestros barrios es fundamental”.
El candidato del partido de gobierno, Álvaro Delgado, dijo en su acto de cierre que confía en que los uruguayos voten para que las políticas del gobierno de Lacalle Pou puedan seguir un período más: “La mayoría silenciosa prefiere la continuidad. Este rumbo es el que le dio desarrollo a Uruguay, el que le dio paz y el que cuidó a la gente en el momento más difícil. Y de eso la gente no se olvida”. Delgado se mostró confiado en ganar las elecciones: “Me va a tocar la responsabilidad de gobernar. Me tengo toda la fe del mundo”.
En este contexto, Andrés Ojeda fue la sorpresa de la campaña con un estilo disruptivo que le permitió generar atención y liderar el repunte del histórico Partido Colorado. El abogado destacó ese logro: “Venimos del 3% o 4%, cuando se hablaba de nuestra subsistencia; y hoy la discusión es si pasamos o no pasamos al balotaje”. Y añadió: “O pasamos al balotaje o vamos a ser el socio más importante de la coalición”.
La izquierda llega al domingo con la ilusión de volver al gobierno, y el oficialismo por extender su predominio; el presidente Lacalle Pou goza de una alta aprobación de gestión, pero la Constitución le impide competir por la reelección.
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