WASHINGTON.- Bastaron dos publicaciones de Donald Trump en su red, Truth Social, para recordarle a todos su peculiar estilo para gobernar, y volver a poner al mundo en alerta, en la antesala de una nueva guerra comercial y otra guerra de monedas que puede llegar a ponerle una zancadilla a la economía global.
En medio de la transición presidencial en Estados Unidos, Trump adelantó en dos posteos que, en su primer día de regreso en la Casa Blanca, el 20 de enero de 2025, impondrá por decreto un arancel del 25% a todas las importaciones de México y Canadá a menos que frenen el flujo de migrantes y de drogas, y además colocará un arancel adicional del 10% a China para llevar al régimen a reforzar la lucha contra el tráfico de fentanilo, un opioide sintético extremadamente dañino que está haciendo estragos en el país.
La amenaza de Trump recicló una estrategia de su primera presidencia, cuando impuso aranceles para forzar a negociar a los principales socios comerciales de Estados Unidos, en particular China, una puja con el régimen de Xi Jinping que generó una guerra comercial costosa para la economía, y México y Canadá, un ida y vuelta extenso que terminó en una actualización del acuerdo de libre comercio entre las tres naciones, el NAFTA, que se firmó en Buenos Aires a fines de 2018 durante la cumbre del G-20. Además, Trump implementó otra ronda adicional de aranceles a las compras a México para forzar al gobierno de Andrés Manuel López Obrador a usar las fuerzas de seguridad mexicanas para impedir que los migrantes lleguen a la frontera sur.
Ante esa primera ofensiva proteccionista de Trump, varios países respondieron ampliando o imponiendo nuevos aranceles en represalia. Ahora, y cuando faltan menos de dos meses para su asunción, Trump dijo que cobrará el nuevo arancel a todas las importaciones de México y de Canadá hasta que las drogas, en particular el fentanilo, y “todos los inmigrantes ilegales detengan esta invasión de nuestro país”. México y Canadá tienen el poder de “resolver fácilmente” este problema, atizó el presidente electo.
Tras la amenaza de Trump, México y Canadá ofrecieron reacciones dispares. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, se comunicó por teléfono con el presidente electo y luego dijo que habían tenido una “buena llamada”, y esperaba que pudieran “avanzar de manera constructiva”.
La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, optó en cambio por una respuesta más coreografiada y confrontativa: al igual que López Obrador, su antecesor y jefe político, le escribió una carta a Trump de dos páginas, que además leyó en su habitual “mañanera” en el Palacio Nacional. En esa misiva, Sheinbaum sugiere que México podría llegar a contragolpear con aranceles a los productos norteamericanos, y acusó a Estados Unidos por el tráfico ilegal de armas a México.
“Presidente Trump, no es con amenazas ni con aranceles como se va a atender el fenómeno migratorio ni el consumo de drogas”, leyó Sheinbaum, mientras mostraba la misiva en una pantalla gigante. “Se requiere de cooperación y entendimiento recíproco a estos grandes desafíos. A un arancel, vendrá otro en respuesta y así hasta que pongamos en riesgo empresas comunes. Sí, comunes”, remarcó la presidenta.
En su carta, Sheinbaum desligó responsabilidad por la llegada de migrantes a Estados Unidos, recordó que el 70% de las armas ilegales confiscadas a criminales en México provienen del norte, y que “es en nuestro país donde se pierden vidas por la violencia que resulta de satisfacer la demanda de drogas en el suyo”. Una guerra comercial, deslizó Sheinbaum, generaría más inflación y pérdidas de empleo.
Sobre el final, Sheinbaum ofreció una línea de acercamiento. “Considero que el diálogo es el mejor camino para el entendimiento, la paz y la prosperidad en nuestras naciones, espero que nuestros equipos puedan encontrarse pronto”, cerró.
Además del nuevo choque con sus dos países vecinos, Trump abrió otro frente con China, principal rival global de Estados Unidos, y uno de sus principales socios comerciales.
El presidente electo deslizó que Pekín incumplió promesas para frenar el tráfico de fentanilo a Estados Unidos, una droga muy poderosa que está en el epicentro de la epidemia de opioides que azota al país, deshilachando comunidades usualmente en las zonas más postergadas. El régimen chino respondió que nadie ganará una guerra comercial, y abogó por “cooperación económica y comercial”.
“He tenido muchas conversaciones con China sobre las enormes cantidades de drogas, en particular fentanilo, que se envían a Estados Unidos, pero sin resultado. Los representantes de China me dijeron que instituirían su pena máxima, la muerte, para cualquier traficante de drogas que fuera sorprendido haciendo esto, pero, lamentablemente, nunca lo hicieron y las drogas están llegando a nuestro país, principalmente a través de México, a niveles nunca vistos antes”, dijo Trump en su red social. “Hasta que dejen de hacerlo, le cobraremos a China un arancel adicional del 10%, además de cualquier arancel adicional, sobre todos sus numerosos productos que ingresen a los Estados Unidos de América”, adelantó.
“China cree que la cooperación económica y comercial entre China y Estados Unidos es de naturaleza mutuamente beneficiosa”, dijo el vocero de la embajada de China, Liu Pengyu, en un comunicado. “Nadie ganará una guerra comercial o una guerra arancelaria”, completó.
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