ROMA.- El papa Francisco, que el 17 de diciembre cumplirá 88 años, ya había hecho saber en los últimos meses que iba a querer un funeral simple, despojado y menos recargado que el de sus antecesores y que, por eso, había estado revisando su ritual.
Por eso, no sorprendió que este miércoles el Vaticano publicara la nueva edición del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, el libro litúrgico que regula cómo deben ser los rituales de las exequias del máximo jefe de la Iglesia Católica, que fueron modificadas y simplificadas por deseo de Francisco.
Entre las novedades introducidas están la constatación de la muerte no en la habitación del pontífice sino en la capilla, la deposición inmediata del cuerpo del difunto adentro del ataúd, la exposición a la veneración de los fieles directamente en la basílica del Vaticano y no en el Palacio Apostólico sin el catafalco -el armazón de madera, vestida de paños fúnebres, que se erige para la celebración de las honras de un difunto- y la eliminación de los tradicionales tres féretros de ciprés, plomo y roble.
Otra novedad “es la introducción de las indicaciones necesarias para una posible inhumación en un lugar distinto de la basílica vaticana”: esto responde al deseo ya anticipado por el papa Francisco de ser enterrado en la basílica de Santa María la Mayor de Roma, una de sus preferidas. En esta Basílica se encuentra el ícono bizantino de la Virgen Salus Populi Romani, a la que Jorge Bergoglio suele ir a rezarle siempre antes y después de sus viajes y a la que incluso veneraba antes de ser electo al trono de Pedro.
Según informó Vatican News, el portal del Vaticano, la nueva edición del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, fue aprobada el 29 de abril pasado por el papa Francisco, que recibió en sus manos la primera copia impresa del libro el 4 noviembre pasado. La nueva edición reemplaza la que lleva el mismo nombre que fue aprobada en 1998 por san Juan Pablo II, que había sido utilizada para su funeral, en 2005 y para el de su sucesor, el papa emérito Benedicto XVI en 2023.
“Una segunda edición fue necesaria en primer lugar porque el papa Francisco pidió, como él mismo declaró en varias ocasiones, simplificar y adaptar algunos ritos para que la celebración de los funerales del obispo de Roma expresara mejor la fe de la Iglesia en Cristo Resucitado”, explicó el arzobispo Diego Ravelli, maestro de las Celebraciones Litúrgicas de los Pontífices. “Además, el rito renovado es para resaltar aún más que el funeral del Romano Pontífice es el de un pastor y discípulo de Cristo y no el de un poderoso de este mundo”, subrayó.
Luego de una revisión profunda de la edición anterior por parte de un grupo de expertos, y a la luz también de la experiencia que hubo luego de los funerales de Juan Pablo II y Benedicto y “de la actual sensibilidad teológica y eclesial y de los nuevos libros litúrgicos renovados”, la nueva edición incluye también modificaciones de terminología.
En este marco, una novedad relevante y en sintonía con la simplicidad que, desde su elección, en marzo de 2013, ostentó el papa venido del fin del mundo, hubo una simplificación de los títulos pontificios: se habla de “Papa”, de “Obispo de Roma”, de “Pastor” o de “Romanus Pontifex”. En la edición anterior figura, por ejemplo, la expresión de “Summi Pontificis” (Sumo Pontífice), ahora dejada de lado.
La nueva edición mantiene, sin embargo, el ritual de las clásicas tres “estaciones”: en la casa del difunto, en la basílica vaticana y en el lugar de la sepultura.
Según las nuevas normas, sin embargo, en la primera estación en la casa del difunto, la novedad es que la constatación de la muerte ocurre en la capilla privada y no en la habitación; que la deposición del cuerpo se hace en un único ataúd de madera y en el interior, de plomo; y que el ataúd se traslada directamente a la Basílica. De hecho, fue eliminado el paso por el Palacio Apostólico.
En la segunda estación, en la basílica vaticana, aparece una nueva modificación: el cuerpo del papa difunto, en efecto, ya no se exhibirá sobre un “alto catafalco”, sino directamente en el ataúd.
Finalmente, en la tercera estación, en el lugar de la sepultura, hubo una ulterior simplificación: “esta estación ha tenido una importante simplificación debido a la eliminación de la deposición y cierre del ataúd de ciprés en un segundo de plomo y en un tercero de roble u otra madera”, detalló. Otro elemento nuevo consiste en la introducción de las indicaciones necesarias para un posible entierro en un lugar distinto de la Basílica Vaticana.
La nueva edición del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis también fue revisada en todo lo que tiene que ver con las oraciones y el aggiornamento de las letanías de los santos. En su último capítulo, el libro litúrgico se refiere a las disposiciones de los llamados “novendiales”, es decir, las misas en sufragio del papa difunto a celebrarse por nueve días consecutivos a partir de la misa exequial.
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