El primer ministro de Canadá viaja de urgencia a ver a Donald Trump para tratar de evitar el castigo arancelario
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, viajó con urgencia a Florida para reunirse con Donald Trump en Mar-a-Lago este viernes a la noche, alarmado luego de que el magnate republicano anunciara un aluvión de aranceles de 25% a los productos que ese país y México exportan a su gigantes vecino.
El anuncio que conmocionó el comercio mundial incluyó de modo especial a China con un 10% adicional sobre las actuales penalidades.
La visita convierte a Trudeau en el primer jefe de gobierno del Grupo de los 7, un foro clave de las democracias más ricas del mundo, en visitar al presidente electo. Aunque no precisamente para saludarlo.
Ambos cenaron en la residencia junto con una delegación de aliados de alto rango de Trump que están listos para ocupar los principales puestos de comercio y seguridad en su nueva administración. El premier canadiense viajó acompañado por Dominic LeBlanc, su ministro de seguridad pública. Trudeau no durmió en la residencia de Trump.
El mandatario canadiense ha estado luchando por formular un plan para responder a la amenaza del líder republicano que condicionó el castigo arancelario a que ese país y México tomen medidas para frenar lo que el magnate denuncia sobre una oleada de indocumentados y de drogas desde ambas fronteras.
El mandatario electo dijo que firmaría tal medida en su primer día en el cargo, una acción que podría paralizar potencialmente el comercio en todo el continente. La amenaza también fue vista como una salva inicial en lo que muy probablemente será una larga renegociación del acuerdo comercial que une a las tres naciones norteamericanas conocido como el T-MEC .
El desafío de estos dos países es que la inmigración no está aumentando como argumenta el líder republicano. Según los analistas, detrás de esas quejas el propósito de Trump es avanzar en un plan proteccionista que sustituya importaciones con producción nacional.
Trudeau busca bajar la tensión
Trudeau ha tratado de proyectar calma y confianza, diciendo que creía que Trump vería que los aranceles perjudicarían a ambos países, que son los principales socios comerciales entre sí. Alrededor del 80% del petróleo de Canadá y el 40% de su gas se exportan a EE.UU. , y los dos países están profundamente entrelazados a través de la fabricación conjunta de automóviles, así como en muchas otras industrias. México tiene a EE.UU. para más del 80% de su canasta exportadora y junto a Canadá son los proveedores principales de verduras y frutas para el vecino.
La visita a Mar-a-Lago el viernes fue un esfuerzo directo de Trudeau para demostrar que tiene un plan para abordar las preocupaciones fronterizas de Trump, y que los aranceles deben evitarse por el bien de las economías de ambas naciones. Habrá algún tipo de decisiones para conformar a Trump.
El ministro LeBlanc recibió la tarea de redactar medidas fronterizas más duras. Dijo esta semana que se estaba preparando para desplegar personal adicional, así como drones y helicópteros si fuera necesario, para gestionar mejor la frontera entre los dos países.
Seguridad y comercio
Las cuestiones de seguridad y comercio que fueron el centro de la reunión del viernes también se reflejaron en el lado de la mesa de Trump: a la cena, dijo un funcionario, asistieron el gobernador Doug Burgum de Dakota del Norte, a quien Trump eligió como ministro de Interior; Howard Lutnick, quien es la elección de Trump para la cartera de Comercio; y Mike Waltz, el próximo asesor de seguridad nacional, una función que opera al nivel de un ministro..
La respuesta de Trudeau a las amenazas arancelarias de Trump contrasta marcadamente con la de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Trudeau.
Otros altos funcionarios canadienses han tratado de distinguir la posición de Canadá de la de México, destacando que está mejor alineado con Estados Unidos y la agenda de Trump en tres temas clave: las fronteras, las restricciones a China y la recuperación de empleos bien remunerados.
Sheinbaum ha sido más firme y ha amenazado con aranceles en represalia si Trump cumple su amenaza, una alernativa muy difícil de aplicar, según los analistas.
La división ha creado una brecha entre estos aliados que en su momento pudieron aprovechar su relación para negociar un acuerdo en un mercado único muy favorable durante la primera presidencia de Trump.
El pacto comercial está oficialmente listo para ser renegociado en 2026, pero los analistas dicen que creen que la decisión de Trump de poner sobre la mesa los aranceles contra los dos vecinos estadounidenses incluso antes de asumir el cargo indica que una renegociación de ese acuerdo podría llegar antes de lo planeado.
Trudeau enfrenta una presión considerable sobre cómo manejar este momento difícil. Los economistas creen que los aranceles llevarían al país a una recesión, ya que hacer negocios con Estados Unidos es el sustento de las economías de varias provincias canadienses.
Pero el mandatario también está en un momento político precario, después de nueve años en el poder. Se enfrenta a elecciones en los próximos meses, y las encuestas muestran que su Partido Liberal, está a punto de perder estrepitosamente ante los conservadores liderados por Pierre Poilievre.
Y mientras Trudeau intenta definir una posición negociadora para contrarrestar la amenaza unilateral de Trump, los líderes de algunas provincias han lanzado sus propias propuestas. La más destacada es la de Doug Ford, el primer ministro de Ontario, que ha dicho que Canadá debería deshacerse de México y negociar directamente un nuevo acuerdo con Trump. Sin esquivar el tono xenófobo, Ford afirmó que “compararnos con México es lo más insultante que he oído jamás de nuestros amigos y aliados más cercanos, los Estados Unidos de América”.
Fuente: The New York Times y redacción Clarín
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