Faustino Oro, a solas con Clarín: “Me gusta ser famoso y quiero ser campeón mundial, pero no me pongo presión”

Cuando baja del auto blanco en la puerta de Clarín, lo primero que sorprende al verlo es el estirón que pegó durante el año que estuvo en España, donde se mudó con papá Alejandro y mamá Romina en busca de un objetivo que llegó en junio: ser el maestro internacional de ajedrez más joven de la historia, a los 10 años, 8 meses y 16 días. El 14 de octubre cumplió 11. Es un pibe. Es pura simpatía y espontaneidad. Contagia optimismo. Hace reír a quienes lo conocen por primera vez, como pasó durante las dos horas que estuvo en la redacción de Clarín. No hay manera que no quieras que a Faustino Oro le vaya bien. Pasen y disfruten con el apasionado prodigio del ajedrez mundial, que se divierte frente a un tablero real o virtual.

Me gusta ser famoso porque me conocen más, pero no me pongo presión. Ya me conocen hasta los mejores del mundo y me gusta que digan siempre cosas buenas de mí. En los torneos me piden fotos los grandes y los chicos. Sólo quiero ser amable con la gente y nada más”, dice mientras su pelo brilla en el estudio bajo las luces. Debajo están las piezas sobre las casillas blancas y negras.

El mundo está hecho de los “qué habría pasado si”. Y a Fausti le toca el qué habría pasado si su padre no le hubiera enseñado mover las piezas a los 6 años. “Hubiera seguido pateando la pelota en el living cuando me aburría en la pandemia”, responde. Por suerte le prendió el bichito por el “juego-ciencia”.

“Al principio no me gustaba, no me iba para nada bien, cosa que tiene lógica, y bajaba en el ranking en las plataformas virtuales. Pero me gustó que mi papá cada 100 puntos que subía me daba un premio. Y de repente empecé a subir 100 puntos por aquí, 100 por allá, un montón y fui mejorando. Me gustaba la táctica, el juego, las piezas, el tablero, esas cosas bonitas que tiene el ajedrez”, habla mezclando el acento argentino con el español. Y cautiva.

Fue el mejor del mundo Sub 8 y Sub 10, categoría en la que ganó el Panamericano de Uruguay, y ahora lo es en Sub 12. Su ascenso es tan vertiginoso que sorprende a los cracks mundiales y los grandes maestros argentinos aseguran que jamás vieron a alguien igual en sus vidas. Con pocas clases en sus hombros, Fausti resolvía problemas para jugadores de elite.

Foto: Emmanuel Fernández

-Vos tenés un don, pero entendiste de niño que tenías que entrenarlo, que nada viene sin trabajo…

-No se llega a mejorar por arte de magia. Es trabajo duro, estar horas entrenando, las clases que tengo… Todo suma. Así que con trabajo y con talento se puede llegar a cualquier lado que quieras.

La maestra internacional Carolina Luján, ex número uno de Argentina, contó cuando de adolescente le ganaba a varones adultos más de uno se enojaba y tiraba las piezas del tablero. A Faustino no le pasó eso cuando empezó a triunfar, pero se daba cuenta de lo que generaba.

Algunos se iban angustiados porque les ganaba un chiquito de siete u ocho años -recuerda-. Pero nunca me han tirado las piezas diciendo: ‘¡No, qué burro que soy! Perdí con un chico de ocho años’. Quizá se ponían rojos de los nervios, pero no un enojo brutal. Ahora ya no me pasa porque me conocen todos”.

Eso que conocen todos es su mirada. Cara a cara, hay momentos de las partidas en los que apoya los codos sobre la mesa, se sostiene la cara y cuando sus lentes se bajan un poquito, le clava fija la vista al rival de turno. A lo Garry Kasparov en su mejor época. “Tampoco es que siempre hago esa mirada. Me sale natural, no es forzado”, avisa para que nadie crea que es una estrategia.

Foto: Emmanuel FernándezFoto: Emmanuel Fernández

Asombra cuando cuenta que solamente vio el primer capítulo de la serie “Gambito de dama”, responsable de potenciar el crecimiento del ajedrez en niñas y niños. Eso sí, sabe que Beth Harmon, la protagonista, de noche veía las piezas en el techo del orfanato. No le pasa lo mismo, pero…

“Suelo mirar para el techo para no estar mirando siempre al rival y además porque cuando estás calculando una posición crítica, las piezas te molestan a veces, porque estás pensando cinco jugadas hacia adelante -explica-. Entonces tienes que visualizar la posición y miro al techo o al lado que sea”.

En el mismo envase conviven un niño de 11 años de pura frescura con un animal competitivo que sólo quiere progresar y ganar. “Obviamente que hay que ser amable en la vida, pero en el ajedrez no se puede ser amable -sintetiza-. No te podés dejar una pieza en el aire. Hay que entrenar con seriedad. No se puede estar ahí haciendo lo que se te dé la gana, ¿no? No puedes estar ahí haciendo cualquier tontería. Tienes que jugar en serio. No te tenés que poner presiones, pero yo entreno todos los días. Te podés divertir y con trabajo duro y talento se puede llegar casi a lo que quieras”.

-¿Te molesta o te gusta que te digan que sos un genio?

-Me gusta, obviamente que me gusta. Prefiero que me digan: “Sos un genio” a que me digan que no entiendo nada del juego. Como soy chico y a veces hago cosas brillantes, pueden decir que soy un genio.

Fausti va al frente como loco en el tablero. “No me gusta jugar a las tablas -pone en claro al toque-. Casi nunca necesito empatar, salvo para hacer una norma o un récord. Entonces siempre juego a la victoria porque me gusta ganar. Si pierdo, me pongo un poco triste a veces porque… ¿a quién le gusta perder? Pero tampoco es que que me tenga que poner a llorar si no gano ni mucho menos”.

-¿Sentís que todos te quieren ganar?

-Algunos me quieren cambiar todas las piezas y se van conformes con tablas. Hay otros que no, que me quieren ganar. Porque si me hacen tablas o si me ganan, les va a quedar como un recuerdo si llego a ser campeón mundial y dirán: “Ah, le gané a ese pibe que llegó a campeón mundial”.

Foto: Emmanuel FernándezFoto: Emmanuel Fernández

Hace tiempo que los ajedrecistas dejaron de ser percibidos como bichos raros, nerds ensimismados en la teoría. Los mejores se entrenan como atletas de alto rendimiento, son marcas registradas y atraen sponsors. Y Fausti, con su estilo franco y simpático, derrumba también esos mitos.

El ajedrez no es sólo para gente inteligente. Tampoco es que yo sea la persona más inteligente del mundo -dice- Y hay alguna gente que ha llegado a ser muy buen jugador y tampoco es que Dios le haya dado un don”.

-¿Qué le dirías a un chico o chica que se acerca al ajedrez?

-Que se apasione viendo las jugadas, divirtiéndose, riéndose. Y empezando a ganar, sobre todo, porque si perdés no te divertís tanto, je. Pero así es el juego. A la gente le diría que si le interesa el ajedrez, que se dedique, que le guste, que haga táctica y, sobre todo, que se divierta.

Un ping pong a fondo con Fausti

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Conocemos más sobre Faustino Oro.

En el ajedrez también se juega al ping pong. A no equivocarse: no hay pelotita de por medio. Se habla de “pimponear” cuando se juega a un ritmo rápido y las manos se mueven de acá para allá moviendo las piezas y tocando el reloj a plena velocidad.

Clarín le propuso un ping pong distendido a Faustino Oro y el prodigio se prendió mientras le jugaba una partida al periodista y lo destrozaba en 30 movidas. Un día normal en la oficina.

-¿Peón rey o peón dama?

-Ehhh… Peón rey, por decir algo.

-¿Chocolatada fría o caliente?

-¿Juego posicional o táctico?

-¿Milanesa de pollo o de carne?

-¿Partida online o partida presencial, cara a cara?

-¿Quién ganará el match por el título mundial: el chino Ding Liren o el indio Gukesh?

-Pregunta difícil, pero fideos. Todo me gusta.

-¿Cuál es tu serie o película preferida?

-Series no he visto muchas. No soy muy fan de ver películas. Me ha gustado Turbo.

-De todos los lugares que conociste por el ajedrez, ¿cuál te gustó más?

-¿Qué lugar te gustaría conocer jugando al ajedrez?

-Nueva York, ahora que voy a ir al Mundial?

-¿Qué es lo que te hace reír?

-Videos de la gente y de fútbol.

-El FIFA. Juego con Vélez y con Argentina. Tampoco soy de jugar mucho, la verdad.

-¿A qué personaje del deporte te gustaría conocer?

-Del ajedrez, a Nakamura o a Firouzja.

-¿Y del deporte en general?

-¿Qué te gusta estudiar más del ajedrez?

-Medio juego, aperturas, finales, todo, pero medio juego es lo que más me gusta.

-¿Un consejo para los chicos y las chicas que arrancan en el ajedrez?

-Que se dediquen si les gusta, porque si no les gusta será difícil, je. Que entrenen, que hagan táctica, que vean videos, que traten de aprender.

-¿Vivir en España o en Argentina?

-Las dos, pero por ahora en Argentina suponemos que debería ser lo más natural.

-¿Garry Kasparov o Magnus Carlsen?

-¿Lionel Messi o Cristiano Ronaldo?

-Messi, porque es argentino y creo que juega mejor que Ronaldo.

-Ser gran maestro, subir a 2.500 puntos de ELO, ganar el Mundial de Nueva York y el Campeonato Argentino. Muchos objetivos.

-Llegar a ser campeón mundial.

Un calendario con torneos históricos por delante

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Una mano a mano con Faustino Oro

Faustino Oro regresó al país luego de un año en España para convertirse en el más joven de la historia en disputar la final del Campeonato Argentino de ajedrez, desde el martes 26 al viernes 6 de diciembre.

“Me encanta ser el más joven y tener récords, pero no me pongo presión. No voy como candidato a ganar, porque muchos tienen más ELO que yo. Siempre trato de hacer lo mejor y ganar. Ese es el objetivo del juego”, cuenta sobre el torneo cerrado en el que será uno de los doce jugadores y donde tendrá la chance de conseguir una norma de gran maestro.

Estoy muy emocionado por jugar, pero no me presiono. Si no logro la norma, iré por ella en el siguiente. No es que la tenga que conseguir en este torneo. No se me va la vida tampoco”, avisa.

Foto: Emmanuel FernándezFoto: Emmanuel Fernández

Entre Navidad y Año Nuevo jugará los Mundiales de partidas rápidas y blitz, en Nueva York. “Espero que me vaya mejor que el año pasado. Estoy muy contento de jugar entre los mejores del mundo. No me encanta la fecha porque es Navidad, pero todo sea por el ajedrez. Es un Mundial, ¿no? Será muy duro”, explica.

Y 2025 comenzará con todo para Fausti, porque lo invitaron a participar del Tata Steel Challengers, el torneo B del histórico y prestigioso Magistral de Wijk aan Zee, en Países Bajos, con nueve grandes maestros y otros cuatro maestros internacionales.

Fausti en tres frases

“Ya tengo 2.433 de ELO FIDE y no puedo ir a 2.700 directo. Tengo que pasar por 2.500, por 2.600… Siempre paso a paso. Obviamente que quiero conseguir todos los objetivos, pero paso a paso, no volando“.

Me gusta que me digan que soy ‘el Messi del ajedrez’ porque juega muy bien, es de Argentina y yo soy de Argentina. Es como si yo fuera un Messi como él, pero en vez del fútbol, del ajedrez. Me gusta que me digan así por eso”.

“La Olimpíadas de ajedrez se hace cada dos años y la siguiente sería en 2026. Me encantaría estar ahí con la bandera argentina representando a mi país, jugando contra los mejores del mundo. Sería brutal, la verdad”.

El pibe que se divierte mientras comenta sus partidas en YouTube

El ajedrez se potenció en la pandemia en su versión online y las transmisiones de torneos se hicieron moneda corriente, con comentarios de los cracks en sus canales de Twitch y YouTube. En @Faustichess se puede ver al pibe Oro divirtiéndose y haciendo reír a todos mientras comenta las partidas que juega en vivo contra la elite mundial.

Ya dejó un tendal a su paso, incluyendo al noruego Magnus Carlsen, rey desde hace más de una década, y al estadounidense Hikaru Nakamura. Todo cuando él tenía 10 años.

“No pasa todos los días ganarles a Magnus Carlsen y a Hikaru. Si les gano, me pongo muy contento y por eso festejé como festejé”, cuenta mientras mueve sus brazos a pura simpatía, imitando su festejo viral.

“A Magnus le gané en marzo pasado y a Nakamura un poco después. Ya le gané como cinco veces y entonces no me acuerdo bien cuándo fue cada una, pero Hikaru siempre quiere jugar conmigo y le gusta”, se alegra.

Su sueño es jugar cara a cara contra Carlsen. “Lo vi el año pasado en el Mundial de rápidas y blitz, pero me fue mal y como Magnus siempre juega en la mesa 1, yo no estaba cerca. Si este año me va mejor, podría verlo de más cerca”, se esperanza.

Foto: Emmanuel FernándezFoto: Emmanuel Fernández

“Mi canal de YouTube lo empecé a los 7 años cuando arranqué y era malísimo. Empecé a mirar a Pepe Cuenca, el mejor streamer del mundo, el que más me gusta, y me copio lo que dice y lo que hace. Me gusta divertirme cuando juego y comentar. Me gusta verme así”, explica.

“Creo que a veces soy bastante divertido. Me sale natural porque el ajedrez me apasiona y entonces me río. Cada día quiero aprender un poco más”, sostiene.

Hace unos días se metió entre los diez mejores del ranking de partidas blitz en Chess.com con 11 años. “Sí, soy un niño, pero el ELO que tengo no surgió de la magia. Todo es trabajo”, dice como quien normaliza lo extraordinario.

Faustino Oro observa a Pepe Cuenca jugar en el Madrid Chess Festival.Faustino Oro observa a Pepe Cuenca jugar en el Madrid Chess Festival.

La opinión de Pepe Cuenca: “Jamás vi alguien como Fausti en mi vida”.

Lo primero que debe quedar claro es que Fausti es un niño al que le encanta el ajedrez y tiene un nivel espectacular. A mí me machacó en partidas blitz (tres minutos por jugador, más dos segundos por movida) y en Madrid me ganó 10-7 en partidas a un minuto, que le encantan. En esos ritmos es mejor que yo, claramente. En el ritmo clásico es diferente porque hay mucho camino para progresar.

Yo jugué una partida con él cuando tenía 9 años y pico en el club Torre Blanca e hicimos tablas. Fue ese tipo de partida en la que te va apretando poco a poco. O sea que te va buscando la casilla débil como si fuera un gran maestro apretando a otro gran maestro de 2.600 de ELO, ganándome poco a poco. Y al final me regaló tablas porque quiso, je.

Lo que me sorprendió es que tenía una comprensión posicional que sólo se adquiere con los años. Los niños talentosos suelen tener mucha capacidad táctica, pero no semejante comprensión posicional. Yo no he visto nada igual en alguien de su edad.

En estos casos muchas veces es más importante el entorno y que lo cuiden bien. Que no lo sometan a mucha presión para que el niño no acabe odiando al ajedrez. El entorno familiar es casi más importante que el propio nivel del niño. Creo que si lo cuidan y sigue disfrutando, exigiéndose pero sin tener esa presión que lo pueda hacer aburrirse, Fausti puede ser uno de los top 20 mundiales en los próximos años. He visto muchos niños talentosos en mi vida, pero nadie igual que Fausti.

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