Intestino en riesgo: las enfermedades de adultos que ahora aparecen en niños
“Todas las enfermedades comienzan en el intestino”. Esa frase de Hipócrates -considerado el padre de la Medicina- se actualiza hoy.
La microbiota humana ya es una vía de investigación dominante tanto en cáncer de colon o acidez, como en estrés, baja respuesta a los antibióticos o hasta depresión.
Mientras llegamos a las entrañas de esas respuestas, hay síntomas prevalentes que muestran que el intestino está en riesgo en Argentina.
Uno de los grandes misterios del microbioma intestinal es entender cuántos, cuáles y de qué manera esos trillones de bacterias, virus y hongos alojados en metros de mucosa tienen injerencia en toda nuestra biología. Tampoco se conocen las causas de las enfermedades inflamatorias intestinales (EII).
Lo que sí se ve es que los casos de colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn aumentan en el país. Y van a la par de la falta de datos oficiales.
Diferentes entre sí, ambas enfermedades son crónicas y propias de personas jóvenes, con un pico epidemiológico entre los 15 y los 45 años. Pero están apareciendo antes en esa juventud, sin distinción de género.
En el intestino habitan millones de bacterias, virus, hongos, y otros seres vivos. Foto: Shutterstock.
El dato recuerda al crecimiento a nivel mundial de casos de cáncer en menores de 50 años. No es casual: las EII son un factor de riesgo de cáncer de colon.
En un país con un sistema de salud en crisis, estas enfermedades están subdiagnosticadas y subtratadas. Los tratamientos son de alto costo aún con los descuentos de las mejores prepagas y obras sociales.
El síndrome del baño siempre ocupado
"En los últimos años hubo un aumento progresivo y exponencial de las enfermedades inflamatorias intestinales a nivel mundial, esto se ve reflejado en Argentina. No hay datos oficiales, estamos trabajando en eso, pero el mundo ya nos reconoce como un país con prevalencia intermedia de EII, ya no somos baja prevalencia", dice a Clarín Maricel Bellicoso. Es gastroenteróloga especialista en EII y directora general de Inmunología BA.
Habla del objetivo del Grupo Argentino de Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa (GADECCU). El sector privado se está ocupando de ponerle datos e historia clínica a esa prevalencia.
El Proyecto GADECCU, que arrancó este año, busca crear un registro nacional de pacientes. Ya hay más de 1.000 en seguimiento.
Los síntomas de las enfermedades inflamatorias intestinales son variados.
"Buscamos determinar las características y la distribución de la enfermedad inflamatoria intestinal en nuestro país. Participan centros de salud de toda la Argentina y es probable que en unos meses tengamos datos más concretos de cada región", señala.
No es fácil predecir resultados hasta que se avance en las estadísticas, dice la gastroenteróloga, porque "es muy azaroso el registro". El Hospital Udaondo aporta información de enfermedad de Crohn colónico y el Italiano sobre Crohn en su localización ideal.
Lo consensuado hasta ahora, como dicen desde la Fundación Más Vida de Crohn & Colitis Ulcerosa, es una estimación de 22 mil pacientes tratados por cada enfermedad en el país (incluye la colitis indeterminada, una superposición de rasgos entre la ulcerosa y Crohn). Por fuera del pico de aparición, se habla de entre un 20 y 30% de pacientes pediátricos.
"Estamos viendo el debut de estas enfermedades en poblaciones no habituales: en niños y en adultos mayores", agrega la experta.
Llegar a saber que se tiene una EII no es sencillo. Hay que combatir la vergüenza de hablar de la forma en la que se va al baño, y sortear las demoras de más de tres meses para consultas y estudios en los servicios de gastroenterología.
Una vista 3D de las bacterias que pueden llegar a habitar en el intestino delgado. Foto: Shutterstock.
Quien tiene una EII tiene una inflamación crónica del sistema digestivo. Esto se relaciona a un mal funcionamiento del sistema inmunológico: el cuerpo detecta como nocivas bacterias propias de la flora intestinal y produce una inflamación exagerada y continua.
Factores genéticos autoinmunes y ambientales (lo que se conoce como "exposoma", las exposiciones a la mala alimentación, al tabaco, los antibióticos o la contaminación) podrían contribuir a que se activen. Pero no hay causa cierta.
La Enfermedad de Crohn afecta cualquier segmento del tubo digestivo, desde la boca hasta el ano, de forma "parcheada". La inflamación puede darse en toda la pared del tubo y provocar estenosis (achicamiento).
La colitis ulcerosa sólo afecta el colon o intestino grueso, se inflama la capa más superficial y aparecen úlceras en el recto (segmento final del tubo) que se extienden de forma simétrica a otros segmentos del colon.
Cómo reconocer los síntomas
Los síntomas de las EII son varios y ninguno por sí sólo las diagnostica. Pero hay dos red flags persistentes: sangre al evacuar (puede ser sangrado rectal o sangre en la materia fecal) y la sensación de urgencia para ir al baño.
También son frecuentes la diarrea, el dolor abdominal, la pérdida de peso y el cansancio.
Durante los brotes de estas enfermedades (que por el tratamiento pueden desaparecer durante años o regresar de forma intermitente e impredecible), un clásico es no sentir alivio al evacuar.
Es que se elimina sólo mucosidad, porque las heces no están "formadas", pero igual está el retorcijón de la descompostura. Esto provoca la necesidad de ir constantemente al baño o pasar largos ratos en el inodoro a la espera de sentirse mejor y evitar accidentes.
En muchos casos los brotes se vuelven invalidantes para salir de casa. Además, está la carga emocional del dolor de panza permanente, de ver sangre en el inodoro, y la incomodidad social de mantener el baño siempre ocupado.
No son detalles. Una política pública muy concreta y llamativa sobre el tema pasó totalmente desapercibida y está por cumplir un año. Es que se quedó en Morón.
El Servicio de Gastroenterología del Hospital Posadas, con el apoyo de ese municipio del conurbano bonaerense, iniciaron el programa Gracias Por No Hacerme Esperar.
Entregan carteles a comercios adheridos para generar baños privados con libre acceso para estos pacientes, que ante una urgencia sólo tienen que mostrar una credencial con su condición certificada por el Posadas.
Muchos tratamientos, bajo acceso
Con el control adecuado, una mejor calidad de vida es posible. Pero, de nuevo, son enfermedades de prevalencia intermedia y alto costo, por lo que no son foco de inversiones ni campañas de Salud.
Se tratan con drogas como aminosalicilatos, corticoides, inmunomoduladores y medicamentos biológicos. Hay pastillas, supositorios, enemas, espumas rectales, también están las de administración subcutánea y endovenosa. Hasta la cirugía en algunos casos puede servir.
"Hay acceso a la medicación, porque está incluida en el PMO (son las obligaciones que toda obra social o prepaga tiene que cubrir como mínimo en cualquiera de sus planes), ahora… la disponibilidad dependerá de las prestaciones del sistema de salud con las que cuente cada paciente", aclara Bellicoso.
Un problema es que en el caso de la mesalazina, que en la colitis ulcerosa puede indicarse en diferentes presentaciones y gramos, implica tomar hasta 5 comprimidos diarios que vienen en cajas de 60 (las de 90 no se consiguen y una marca discontinuó su producción).
Y el costo, con el descuento de la mejor prepaga por medicación crónica, es desde $34.000 por una caja, que puede durar menos de dos semanas. Ese valor aumentó $5.000 entre la última semana de octubre y la primera de noviembre.
A eso se suma que no es un remedio que esté disponible en todas las farmacias, ni siquiera en las más grandes. Lo habitual es que se cobre al afiliado, se pida a la droguería y al día siguiente, o a los dos días, se retire con un voucher.
Esto se complejizó desde que las recetas por foto de Whatsapp no sirven. Estos pacientes (con más frecuencia que en otras enfermedades crónicas) tienen que ocuparse de conseguir sus recetas físicas o electrónicas. Si en la orden figura T.P (tratamiento prolongado) se pueden comprar dos cajas por receta.
Ajuntada también la factura, según corresponda al plan, debe enviarse a la prepaga u obra social para recibir el porcentaje de reintegro (en general del 30%) que no se hace en las farmacias.
Como la medicación hace efecto, muchas personas que ya se sienten bien, se confían ante la dificultad y el costo de stockearse de comprimidos. Suspenden el tratamiento durante semanas o meses. Ahí se producen los brotes.
El rol de la dieta y por qué no hay prevención
A diferencia del tamizaje deseable en la población para bajar los índices de enfermedades de alta prevalencia -como en el cáncer de colon, que sigue al de mama en cantidad de casos en el país- los especialistas no salen a la búsqueda de pacientes con EII. No son enfermedades que puedan prevenirse.
Se trata a los pacientes ya sintomáticos, ahí recién se rastrea (con endoscopías, análisis en materia fecal o videocolonoscopias con biopsias) que el problema sea una EII. No se hace un screening masivo en busca de casos. Pero el tratamiento precoz disminuye el riesgo de complicaciones.
No hay una dieta comprobada que evite los brotes. Durante los síntomas, es preferible evitar las fibras, las grasas y la lactosa.
Los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal presentan un mayor riesgo de padecer cáncer de colon que la población general. De igual forma, compensan la diferencia al estar muy controlados.
La idea es que quien tenga una EII no deje pasar más de dos años en sus controles endoscópicos. Extraer pólipos, por ejemplo, durante una colonoscopía de control, permite evitar el desarrollo de un eventual carcinoma.
PS
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