José Meolans, en primera persona: su nueva vida de ciclista, el momento más duro de su carrera y las lecciones que le dejó la natación

El ciclismo se convirtió en una actividad que eligen muchos deportistas de elite una vez que se retiran. Les permite mantenerse en forma, despejar la mente con la vista clavada en bellos paisajes y, especialmente, porque se trata de un ejercicio de bajo impacto que cuida sus huesos y articulaciones después de muchos años de exigencia. Lionel Scaloni, el técnico campeón del mundo en Qatar 2022 que está radicado junto a su familia en Mallorca, fue visto en más de una oportunidad arriba de su bicicleta y contó que se puede pasar hasta dos horas pedaleando. Otros ejemplos son los de Emanuel Ginobili y Gabriela Sabatini, dos referentes del deporte argentino que trascienden generaciones y que optaron por esa misma actividad para esta etapa de sus vidas.

Y también está el caso de José Meolans, quien llevó su pasión por los deportes un paso más allá y viajará desde su Córdoba natal a Buenos Aires para disputar el próximo domingo el Gran Fondo Argentina, una carrera que largará a las 6 de la mañana en Puerto Madero y que recorrerá autopistas y vías de la Ciudad con dos distancias: 120 y 55 kilómetros. Invitado por la organización del evento, el ex nadador de 46 años, campeón del mundo en los 50 metros de Moscú 2002 y representante olímpico en cuatro oportunidades, le cuenta a Clarín sobre una nueva pasión que descubrió de casualidad.

“Me rompí los meniscos jugando al fútbol y me tuvieron que hacer una artroscopia. En ese momento me recomendaron empezar a andar en bicicleta como parte de la rehabilitación y ese fue el primer contacto que tuve con este deporte. Me empecé a enganchar, me compré mi primera bici y acá estoy”, relata el ganador de ocho medallas en Juegos Panamericanos y abanderado en la edición de Santo Domingo 2003.

“La primera vez que corrí fue en Río Pinto, una carrera tradicional acá en Córdoba, y me enganchó la idea de prepararme para competir, pero nunca pensando en entrenar, entrenar y entrenar para ganar. Es más, siempre lo pensé desde el lado contrario. Yo tuve la vida tan planificada en base a los entrenamientos que ahora buscó justo lo contrario. Salgo a andar en bici cuando tengo ganas. No tengo compromisos ni estoy atado a nada”, añade.

José Meolans, un apasionado por los deportes. Foto: cortesía

― Y ahora llega el Gran Fondo Argentina, que se prepara a lo grande. ¿Qué expectativas te genera esta carrera?

― Tengo la expectativa de ir a un gran evento en una ciudad hermosa como Buenos Aires, donde imagino que la organización será espectacular. En cuanto al rendimiento tengo cero aspiraciones, voy con el objetivo de disfrutar con amigos y con gente conocida que me voy a encontrar allá. No tengo mucha experiencia en carreras en ruta porque mi corta vida de ciclista aficionado está más pegada a la bici de montaña en Córdoba. Corrí Río Pinto varias veces, pero en ruta no, así que estoy entusiasmado con una experiencia completamente distinta, pero siempre con la premisa de pasarla bien.

― El entretenimiento y el disfrute están por encima de la competencia en esta carrera.

― Sin dudas. Obviamente, ese chip que traemos los deportistas de alto rendimiento, que somos competitivos y queremos desafiarnos, me lleva a querer competir, que me vaya bien, pero no es eso lo principal.

― ¿Te estuviste preparando para esta carrera?

― Si. O, en realidad, para no pasarla tan mal (risas). Es que son carreras exigentes y si no estás con unos kilómetros encima la vas a terminar sufriendo. Entonces, para que eso no suceda, dos meses antes empiezo a tener un poco más de continuidad, a sumar un poco más de kilómetros. Igualmente, no es lo ideal si uno quiere ganar la carrera, pero como ese no es mi caso me entreno simplemente para ir y no terminar destruido. En este presente por el cual estoy pasando en mi vida me lo tomo muchísimo más relajado. Si un día me despierto a la mañana y hace frío o no me siento bien, no voy a ir a andar en bici ni meterme en el gimnasio. No tengo las obligaciones, responsabilidades y compromisos que tenía cuando nadaba.

― Además de permitirte mantenerte en forma, ¿qué más te da el ciclismo?

― Primero, por supuesto, te permite seguir relacionándote. Yo tengo un grupo de amigos espectacular con los cuales me junto pedalear, sobre todo los fines de semana que es cuando tenemos un poco más de tiempo y podemos acomodar todo para salir juntos. Pasamos momentos espectaculares. Después, también disfruto de la naturaleza en diferentes lugares. Y también hay momentos arriba de la bici para pensar, para proyectar lo que vayas a emprender. A veces necesito salir solo y voy un poco hablando conmigo mismo, voy pensando en cosas que tengo que hacer. Me sirve para despejarme. Ayuda mucho en la parte mental y, en definitiva, es una actividad que a mi me cierra por todos lados.

José Meolans y sus amigos ciclistas. Foto: cortesía.José Meolans y sus amigos ciclistas. Foto: cortesía.

― Mucho se habla hoy de la salud mental. ¿Cuánto trabajaste en el aspecto mental durante tu carrera en la natación?

― Antes era un tabú. Si te pasaba algo, no sabías si compartirlo por miedo al que dirán. Es un tema que está mucho más presente ahora que en nuestra época. Yo he tenido psicólogos, los he necesitado en momentos en los que no estaba teniendo un buen rendimiento y había perdido la confianza. Me ayudaban a estar centrado y llegar mejor parado para encarar los momentos límite de las competencias. Hoy los deportistas están ciertamente mucho más expuestos con las redes sociales ante comentarios de muchísima gente que habla con un desconocimiento total y pueden verse afectados, entonces está bueno que las puertas se hayan abierto para que se puede hablar de esto.

― ¿Cuál fue ese momento difícil de tu carrera en el que sentiste que necesitabas de una ayuda exterior?

― Atenas 2004. Lo tengo como un recuerdo que no sé si llamarlo negativo… fue una experiencia que en algún punto me sirvió, pero el resultado fue muy feo, muy frustrante porque tenía la expectativa de tener un buen rendimiento y sucedió todo lo contrario. Me costó reponerme, sobre todo porque era un Juego Olímpico, que para un deportista amateur es la aspiración máxima. Tenía 26 años y entendía que tenía que estar maduro para enfrentar un evento tan importante, pero no fue así. Y Beijing 2008 quedaba lejos porque la natación va evolucionando y con 30 años no digo que era un veterano, pero sí que estaba al límite. Me costó un tiempo largo entender que no era un ex deportista, sino que simplemente había tenido un mal momento en Atenas. Fue un año de transición complejo y por supuesto necesité ayuda como para volver de nuevo a estar en el nivel que venía teniendo.

― ¿Te quedó alguna cuenta pendiente en tu carrera?

― Me hubiese gustado nadar en la final de un Juego Olímpico. Estuve realmente cerca en Sidney 2000, cuando ocupé el décimo lugar, a once centésimas, y me quedé en semifinales. Fue una oportunidad perdida, pero entendí que no me tenía que lamentar tanto. Al fin y al cabo, yo le di mucho al deporte, pero el deporte me dio mucho más a mí. O sea, fue muy gratificante para conmigo el deporte. Tengo que agradecer lo que me ha generado a mi la natación, con los buenos y con los malos momentos. El balance es muy positivo.

― Entonces, una de las enseñanzas que te quedaron es que no hay que dramatizar los malos resultados. ¿Es así?

― Si, claro. Los resultados muchas veces dependen de lo que hacen los otros y también hay que aprender a mirarse a uno mismo, entender el porqué de las cosas que pasan. A mi me llevó un tiempo. Al fin y al cabo, lo que se termina valorando es el camino recorrido a lo largo de toda la carrera, no un sólo resultado. Si me dan a elegir, y si, me quedo con el campeonato mundial que en algún momento pude ganar, pero me parece que el análisis debe ser global.

José Meolans saluda a Mark Foster tras consagrarse campeón del mundo en los 50 metros de Moscú 2002 y dejar al británico en segundo lugar. Foto: AP/Ivan SekretarevJosé Meolans saluda a Mark Foster tras consagrarse campeón del mundo en los 50 metros de Moscú 2002 y dejar al británico en segundo lugar. Foto: AP/Ivan Sekretarev

― ¿Qué lugar ocupa hoy en tu vida la natación?

― Durante muchos años estuve haciendo clínicas, campus de natación… Hoy estoy un poco más alejado de eso, pero sí en la organización de competencias junto a Eduardo Otero, con quien compartí tres Juegos Olímpicos y generé una amistad. Arrancamos en 2019 con este proyecto y estuvimos hace poquito, en agosto, en el Natatorio Olímpico en Parque Roca. Y lo hemos hecho en Rosario, en Mar del Plata, en Córdoba, en San Luis, en Monte Hermoso. Me gusta seguir relacionado de esta manera a algo que me gusta, que me dio mucho y que me apasiona. Además, sigo con la línea de trajes de baño que tengo hace unos años.

― Estuviste como comentarista para la TV Pública durante los últimos Juegos Olímpicos. ¿Cuál es tu mirada sobre los nadadores argentinos de la actualidad?

― Fue realmente muy bueno lo de los chicos en París, sobre todo pensando en Macarena Ceballos. Los tres (Ceballos, Agostina Hein y Ulises Saravia) tuvieron su primera participación olímpica, pero en particular Macarena, con la edad que tiene (29 años) y llegando a una semifinal, es un ejemplo de reconstrucción. Tuvo altibajos, algunas lesiones, pero más allá de eso siguió con mucha perseverancia y paciencia y concretó lo de los Juegos Olímpicos con una semifinal que fue espectacular, algo que no sucedía hace 20 años (NdR: Georgina Bardach, en Atenas 2004, alcanzó esa instancia y se quedó con la medalla de bronce en los 400 metros medley). Ulises (18 años) y Agos (16) están en una etapa de plena formación, haciendo sus primeras experiencias y con muy buenos resultados. Más allá de que en cuanto a tiempos no fue lo que ellos esperaban, me parece que esta experiencia olímpica ha sido sumamente valiosa pensando en lo que les queda por delante. Cuando pasaron los Juegos les escribí algunos mensajes por Instagram saludándolos, deseándoles suerte porque creo que puede sumar. Todo lo que podamos hacer los ex nadadores, contribuyendo al desarrollo de la natación argentina, está bueno. Los aliento a que les vaya cada vez mejor.

― Se ve que la natación sigue bien presente en tu día a día.

― Si. Hoy, además, está bastante en auge el tema de charlas para empresas y ahí puedo hacer un paralelismo de mi experiencia deportiva con diferentes temáticas como, por ejemplo, la toma decisiones, la tolerancia a la frustración, contando siempre desde el plano personal. Y sigo trabajando con algunas marcas que todavía se me acercan por lo que hice durante mi carrera.

― ¿El resto de tu tiempo va para disfrutar en familia?

― Si, por supuesto. Es la prioridad número uno. Tengo tres hijos hermosos que demandan su tiempo en el día a día, pero que los disfruto enormemente.

― Que siga siendo así.

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