La batería de medidas que desconcertó a los mercados en Brasil y cómo se encareció el dólar en el último año
BRASILIA.- El ministro de Hacienda brasileño, Fernando Haddad, esperaba que fuera su día de gloria, pero un paquete de medidas de control del gasto, largamente esperadas y anunciadas por él, desató este jueves un temblor en el mercado financiero e hizo crecer la preocupación por la responsabilidad del gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva para controlar las cuentas públicas.
El dólar alcanzó un récord histórico —llegó a cotizarse a 6,002 reales por unidad— este jueves, luego de una conferencia de prensa con ministros para detallar la batería de medidas que habían sido presentadas de forma escueta en cadena nacional el día anterior. La moneda estadounidense ya había cerrado el miércoles en su mayor valor histórico, a 5,91 reales, conocidos los primeros detalles del anuncio. Este jueves finalmente cerró a 5,989 reales (suba de 1,3%).
Los anuncios del gobierno, entre ellos un límite al aumento del salario mínimo y cambios en las reglas para las jubilaciones de los militares, decepcionaron a los inversores por la timidez en el tamaño del corte de gastos, que promete ser de 70.000 millones de reales —unos 11.700 millones de dólares— en dos años.
Además, en las medidas, apareció un contrapunto inesperado: el gobierno incluyó una propuesta para eximir del pago de impuesto de renta a los trabajadores con ingresos de hasta 850 dólares mensuales, al cumplir inesperadamente una promesa de campaña de Lula.
“El gobierno intentó encenderle una vela a Dios y al diablo, al intentar presentar un paquete fiscal con alguna buena noticia para la base electoral del Partido de los Trabajadores”, dijo Leandro Consentino, politólogo del instituto Insper de San Pablo. “Resultó en un paquete más flaco de lo que se esperaba para corregir la trayectoria del endeudamiento público, con reacciones más negativas que positivas”, agregó el profesor.
Analistas consultados por LA NACION coincidieron en que el impacto fiscal de la exención del impuesto a las ganancias anunciada el jueves tiende a erosionar parte de la reducción de gastos prevista en otras medidas.
El anuncio refleja un debilitamiento del ala económica del gobierno y de Haddad, ya que prevaleció la necesidad de mostrar que Lula cumpliría una promesa de campaña con beneficios fiscales, simultáneamente al anunciar un impopular recorte de gastos. El paquete de medidas no tiene efecto inmediato. Todos los cambios anunciados dependen todavía del aval del Congreso.
A pesar de que el anuncio propone un ahorro de unos 11.700 millones de dólares, la cifra puede verse comprometida por la propuesta de exención de pago de impuesto de renta o por la propia dificultad para que las medidas avancen en el Congreso. Haddad dijo que no cree en ninguna “bala de plata” e instó al mercado financiero a revisar “profecías no realizadas” en relación con proyecciones para el crecimiento económico y el déficit primario.
“El crecimiento, que sería de 1,5%, será de 3,5% [en 2024]. El mercado tiene que hacer una relectura de lo que el gobierno está haciendo. Se equivocaron tanto en el crecimiento como en el déficit”, aseguró.
Entre las claves, el gobierno propuso cambiar el formato de corrección del salario mínimo, limitando el crecimiento real, por encima de la inflación, a 2,5%, en base al crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) de los últimos dos años. El cálculo actual combina inflación y crecimiento, sin límite previsto.
Además, en el caso de los militares, el gobierno impulsa que se introduzca progresivamente una edad límite para la jubilación, que hoy se da por años de servicio, además de cortes en pensiones.
Haddad insistió en que si las medidas son aprobadas tal cual fueron propuestas por el gobierno, la regla fiscal que estipula un déficit cero para 2025 puede ser cumplida.
“Nadie es caprichoso al punto de negarse a mirar los datos. Llegamos a la conclusión de que, si se aprueban esas medidas, habremos cumplido la regla fiscal”, dijo Haddad, en una conferencia de prensa en la que estuvo rodeado de otros ministros, entre ellos el jefe de la Casa Civil (jefe de Gabinete), Rui Costa.
Costa defendió el anuncio del beneficio fiscal para bajos ingresos, como una “promesa” que no dejó a “los agentes económicos y la sociedad tomados por sorpresa”.
“Hoy, de forma clara y objetiva, dimos un gesto para responder al mercado, que según lo que ustedes publican, estaba previendo una posibilidad de desequilibrio futuro de las cuentas públicas. Acá se garantiza que ese desequilibrio de largo plazo no sucederá”, prometió.
Mauro Rochlin, profesor de Economía de la Fundación Getulio Vargas, dijo que la reacción negativa del mercado “no se debe tanto al paquete de medidas”, ya que “va en la dirección correcta”, sino al beneficio de la exención del impuesto de renta anunciado en conjunto.
“Dio la impresión de que el gobierno no tiene una idea precisa del riesgo fiscal que está corriendo, o no tiene sentido de responsabilidad fiscal”, explicó.
Rochlin destacó que la trayectoria de deuda pública en relación al PBI se aceleró bruscamente los últimos 20 meses, alcanzando el 82% en relación al producto.
Por último, subrayó que el gobierno tiende a enfrentar dificultades en la segunda mitad de su mandato, tras haber desperdiciado una oportunidad para mostrar que “podría llevar adelante las medidas necesarias para lograr la estabilidad fiscal”.
“Cuando todos esperaban una corrección de rumbo, un ajuste en la ruta de los gastos, el mercado fue sorprendido por una medida que representa una reducción de ingresos muy significativa. El gobierno aún no tiene una idea real del problema con el que está lidiando, y se mueve por intereses políticos a pesar de los imperativos económicos”, concluyó.
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