La campaña más escandalosa de las últimas décadas
Hubo una vez un electorado que elegía a un candidato presidencial en función de la plataforma política, de las propuestas. Una práctica que se fue deshilachando con el correr del tiempo hasta llegar a hoy, en que se elige a dirigentes personalistas que poco proponen, y que más bien se oponen al otro y generan un votante con esas características como el anti-kirchnerismo o el anti-macrismo, anti-izquierda o anti-derecha. Un termómetro del declive en el uso de una herramienta clave para la democracia como el voto.
Esa decadencia, que es más fácil graficar a través de variables económicas, es transversal, con escalas desde la pobreza hasta la educación.
Un ejemplo que en otro momento hubiera escandalizado a la política y a la sociedad pero que pasó como un dato deportivo más, fueron las declaraciones de Carlos Tevez, actual DT de Independiente y con una vasta experiencia europea, cuando contó que en el entrenamiento realiza trabajos de neurociencia y en un ejercicio exigía a sus jugadores a tal punto que los dejaba ahogados físicamente y allí les presentaba un problema matemático que debían resolver de inmediato. “Tres de los chicos que tenemos en el plantel de primera me dijeron que no sabían sumar ni restar”, confesó. Chicos cuyos salarios multiplican a los de cualquier trabajador medio.
Tal vez como nunca en los últimos 40 años de democracia, esa decadencia que se palpa validó un nivel inusual de escándalos judicializables pero también éticos, que parecen no afectar a los candidatos presidenciales, Sergio Massa y Javier Milei, cuando en otro momento los hubiera golpeado con dureza.
Ni siquiera se trata de campaña sucia, es decir, cuando se distorsiona la realidad o se inventan cosas. Son hechos que ocurrieron y que alguien los saca a la luz, intencionalmente.
El ranking lo lidera el “Yategate” que puso en el centro a Martín Insaurralde, todavía intendente de licencia de Lomas de Zamora, embarcado en Marbella junto a la modelo Sofía Clerici, en una muestra de lujo, ostentación y de sospecha de utilización de fondos públicos.
Yategate. El affaire de Martín Insaurralde y Sofía Clerici.
Obviamente Insaurralde no es la excepción de aquellos jefes comunales sospechados por no poder justificar su patrimonio, que viven en Puerto Madero pero administran un municipio del Conurbano bonaerense pobre e inseguro. La trama del Yategate involucraría nexos del renunciado jefe de gabinete bonaerense con el negocio del juego.
Tampoco sacude a la sociedad el “Chocolategate”, la detención del puntero peronista Julio “Chocolate” Rigau, cuyo jefe es Facundo Albini, un concejal massista, cuando portaba 48 tarjetas de débito de supuestos empleados de la Legislatura bonaerense y extraía dinero de un cajero automático -tenía en una bolsa más de un millón de pesos- en La Plata. Se involucraron jueces que lo liberaron y hubo silencio de la oposición porque todos son parte del “sistema”. La causa continúa, muy lentamente.
Como ha ocurrido en otras campañas, aunque esta vez desde otro lado, la astrología se vinculó con la política. Esta vez con la contratación de Pitty, la numeróloga de los famosos, por parte de la funcionaria del Banco Nación María del Carmen Barros por $1,8 millones por seis meses. Barros respondía a la directora de la entidad y exministra de Economía, Silvina Batakis, también denunciada por la oposición de meter a su ex marido a trabajar en el banco por un importante sueldo.
Chocolate. Julio Rigau con su jefe Facundo Albini, concejal del Frente Renovador
Del otro lado de la vereda, no se quedan atrás
El último escándalo es el de Juan Napoli, presidente del Banco de Valores y ex candidato a senador de La Libertad Avanza, que luego de que Milei saliera primero en las PASO, fue enviado a Nueva York para explicar ante empresarios, operadores del sector financiero y fondos de inversión los planes del eventual gobierno libertario.
A partir de una relación extramatrimonial con Laura Vázquez, admitida por el propio Napoli, la joven lo denunció por amenazas y hostigamiento y ventiló en TV audios y mensajes del empresario, en uno de los cuales advierte “te voy a desfigurar”. Luego, el asesor del libertario argumentó que se defendió de una extorsión de la joven, que es abogada, pero a quien calificó de “prostituta”.
Hubo otros episodios turbios como el de la venta de candidaturas por parte de dirigentes de LLA. Uno de los denunciantes fue Juan Carlos Blumberg (padre de Axel, el joven secuestrado y asesinado) quien aseguró que por algunas candidaturas en el espacio libertario se había llegado a pagar “hasta 50 mil dólares” y que había kirchneristas y massistas que integraban esas listas de candidatos. También Carlos Maslatón, ex socio político de Milei, dio su testimonio con detalles de los distritos donde ocurrió. No obstante, la justicia tenía planeado cerrar esa causa por falta de pruebas contundentes.
Juan Napoli. Junto a Laura Vázquez, con quien tuvo una relación extra matrimonial.
También el tenor de las polémicas ha cambiado. En esta campaña sobraron los ejemplos. Del lado del oficialismo, con la campaña del miedo advirtiendo que se iba a cerrar el PAMI o iban a dejarle de proveer a los adultos mayores medicamentos si llegaban Milei o Patricia Bullrich al gobierno, hasta la advertencia de la nafta a $680 o el boleto de trenes y colectivos por las nubes si la oposición llegaba al poder.
Del lado libertario, la controversia fue generada a partir del tono y la esencia de algunas propuestas. Como cuando la economista Diana Mondino defendió el “mercado de órganos” como algo “fantástico”; utilizó el ejemplo de tener o no piojos con el matrimonio igualitario; o habló de respetar el derecho de los kelpers con total desconocimiento sobre la cuestión Malvinas y de esa población que fue plantada en las islas.
A lo que se suma la idea de la electa diputada nacional Lilia Lemoine de un proyecto de ley para que los hombres puedan renunciar a la paternidad porque, argumentó en las redes sociales, hay mujeres que “pinchan los forros para enganchar a los hombres”.
A sólo dos semanas del balotaje que definirá al próximo Presidente, el entorno es funesto. Las expresiones “decadencia”, “que explote todo”, “esto no tiene solución”, son cada vez más recurrentes en los ámbitos sociales. Ninguno de los candidatos genera realmente expectativas. Todo hace prever que el sufragio estará dirigido a votar “en contra de”, o a elegir a la opción “menos mala”. ¿Qué puede salir de bueno, a partir de una decisión de ese tipo?
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