La Cámpora, la AFI y los espías inorgánicos, una trama que viene desde el crimen de Nisman
El agente de Inteligencia detenido en la causa Espionaje K, Ariel Pedro Zanchetta, fue espía de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) desde 2009 al 2015. Trabajaba bajo la modalidad de "inorgánico", lo que no minimiza su rol en ese organismo. Lo que hasta ahora era una presunción –con pruebas-, de los investigadores judiciales se transformó en confirmación oficial esta semana, revelaron fuentes de Inteligencia y otros funcionarios que conocen la trama secreta de este escándalo.
La AFI ratificó con documentación oficial a la Justicia que Zanchetta fue un espía contratado por el organismo desde el 2009 hasta el 2015. Ocurre que en esos papeles se confirmó que un grupo de agentes que en dictámenes del fiscal Pollicita están testados (tachados) para evitar filtraciones de nombres confidenciales y secretos para quienes deben cumplir la Ley de Inteligencia, efectivamente trabajan en puestos relevantes de ese organismo.
Son quienes le daban órdenes a Zanchetta, a través de mails y otras comunicaciones, para que realizara tareas de espionaje durante aquellos años. Este diario pudo saber, también en base a fuentes gubernamentales y de otros ámbitos de los poderes públicos, que ese grupo de espías tenía un líder, el ex titular de Reunión Interior de la ex SIDE, Fernando Pocino.
Éste último amplió su poder en el espionaje irregular realizado desde el Estado mientras en paralelo ascendía en ese esquema de poder (siempre negado por la Casa Rosada) el ex jefe del Ejército Gerardo Santos del Corazón de Jesús Milani. Así lo habían denunciado en su momento dirigentes opositores y rivales internos de Pocino y Milani, como el ex Jefe de Operaciones Generales de la AFI, Antonio Stiuso, que declaró en varias causas judiciales, bajo juramento, cómo funcionaba esa AFI “paralela”.
El fiscal Pollicita y el juez Marcelo Martínez de Giorgi incorporaron al expediente del caso espionaje K la documentación que indica que Zanchetta no era ni un periodista ni ex policía con experiencia en espionaje, tal como intentó defenderse en su primera declaración indagatoria en el caso que lo tiene como protagonista.
El caso toma así aun más gravedad desde el punto de vista institucional de la que ya tenía.
Según fuentes de los tribunales, la pesquisa se enfocará, más temprano que tarde, en las actividades de la AFI “paralela” K.
La Agencia Federal de Inteligencia es uno de los pocos organismos públicos que dependen de modo directo del Presidente de la Nación.
Hasta el 2015, la Jefa de Estado, jefa entonces de los jefes de la AFI, era Cristina Kirchner.
El caso “Espionaje K” ya investigaba cómo el hackeo de teléfonos de ex funcionarios públicos de relevancia, entre otros, como el del ex ministro de Seguridad porteño Marcelo D’alessandro, siempre utilizando métodos ilegales.
Y también, en variables similares, fueron intrusados camaristas y jueces de tribunales orales que investigan (o incluso condenaron en juicio oral) a la hoy vicepresidenta, como Mariano Borinsky, Gustavo Hornos y Rodrigo Giménez Uriburu.
El sistema de Inteligencia K “paralelo” al oficial, siempre de acuerdo a la información recolectada por la Justicia, actuaba sin órdenes de la Justicia para hacer sus operaciones. Es delito.
Al menos hasta ahora, la Justicia intenta recolectar más pruebas sobre el nuevo accionar de Zanchetta, esta vez bajo gobierno de Kirchner como vicepresidenta, gracias a sus contactos de funcionarios públicos de la agrupación La Cámpora, liderada por Máximo Kirchner.
El diputado Rodolfo Tailhade, miembro de la Comisión Bicameral de Inteligencia del Congreso, tenía comunicaciones con el espía preso, que lo nutría de documentación obtenido siempre sin justificación legal.
Otro relevante jefe de La Cámpora, Fabián "Conu" Rodríguez, quien ocupa el cargo de subdirector de Servicios al Contribuyente de la AFIP, fue allanado y se prohibió su salida del país debido a que se recolectó prueba que muestra cómo Zanchetta le proveía información de Inteligencia ilegal sobre objetivos de enemigos de la agrupación K, como la actual ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz.
Y fue él, también, quien acomodó la situación fiscal de Zanchetta para que pudiera recibir pagos a través de pauta oficial que financiaron las arcas de la Provincia de Buenos Aires.
La Justicia lo allanó, empezará a investigar las múltiples computadoras que se le encontraron, además de teléfonos y tablets o pen drives que tenía en su domicilio su lugar de trabajo. El aparato más sensible es su celular personal, que entregó a la Justicia recién cuando tuvo un pedido de captura solicitado por el fiscal Pollicita al juez Marcelo Martínez de Giorgi.
¿Cuál es el nexo inicial entre La Cámpora y el sistema paralelo de Inteligencia de la AFI de su jefa, Cristina Kirchner?
¿ Cómo se conectan entonces los dirigentes de subordinados de Máximo Kirchner La Cámpora con los espías que usaban para recolectar información de funcionarios obtenida de modo irregular?
La relación entre ellos está entrelazada entre el pasado y el presente.
Y están unidos, al menos, por otro caso que causó estrépito nacional e internacional. El asesinato del fiscal Alberto Nisman.
El espía preso Zanchetta guardaba material informático absolutamente sensible para la causa que investiga el homicidio de Nisman.
El nexo entre “camporistas” y esa muerte aun impune se inicio ni bien se conoció que el fiscal había aparecido muerto con un balazo en la cabeza el día anterior a que compareciera ante el Congreso sobre su denuncia contra la entonces Presidenta Cristina Kirchner por su supuesta alianza de impunidad y negocios con los acusados iraníes de cometer el atentado a la AMIA.
Quien primero informó a la ciudadanía que algo extraño estaba pasando en el departamento de Nisman el domingo 18 de enero del 2015 fue el periodista Damián Pacher, a través de su cuenta de Twitter.
Fue muy preciso y cuidadoso en dar a conocer una novedad que se amplificó de inmediato.
Pacher tuiteó primero esto: “Me acaban de informar sobre un incidente en la casa de Alberto Nisman”, escribió, seco y contundente, a las 23:35 de ese domingo inolvidable para una ciudadanía que entró en shock.
Ocho minutos después de la medianoche el Twitter de Pacher reveló la verdad, que nadie esperaba. Ni conocía: “Encontraron al fiscal Alberto Nisman en el baño de su casa de Puerto Madero sobre un charco de sangre. No respiraba. Los médicos están allí”.
Esos tuits fueron los que alertaron a la prensa que de inmediato se acercó al lugar.
A partir de las horas que siguieron a esa madrugada infernal, Pacher denunció que recibió amenazas, que le habían llegado mensajes desde el Gobierno alertándolo sobre el riesgo de vida”. Contó que supo por fuentes de Inteligencia que sufría “seguimientos”. Y fue entonces cuando decidió irse del país.
El sistema paralelo de Inteligencia K y La Cámpora se fusionaron entonces, así como la Justicia investiga cómo se fusionaron en los últimos meses.
En enero del 2015, el investigado en el caso “Espionaje K”, Rodríguez, ocupaba el cargo de presidente de la agencia oficial de noticias, Télam.
Desde la cuenta de Twitter de ese medio que se supone debería ser estatal, se difundió una imagen de impactante. Para intentar desacreditar a Pacher, Télam, y también el Twitter de la propia Casa Rosada, viralizaron la imagen digital del pasaje en avión que el periodista había sacado de improvisto para salir del país hasta llegar a su destino final, Israel, donde aun vive.
Quien debió renunciar a Télam, acusado de ser el responsable de haber permitido que se difundiera ese tuit, fue el dirigente de La Cámpora que era entonces Gerente General de Noticias, Esteban Orestes Carella.
Pasados los años, Carella, Rodríguez, Tailhade, los agentes de Inteligencia ilegal K, se reacomodaron. Unidos y organizados.
En el 2015, cuando Zanchetta y el resto de los agentes de espionaje K actuaban en la ex SIDE, el titular del sector de Contrainteligencia, uno de los más sensibles, era Tailhade.
En el 2019, quien pasó a ocupar ese puesto, para el que se requiere un profesionalismo extremo, fue el ex difusor del pasaje de avión de Pacher, Esteban Orestes Carella.
El jefe de éste último en Télam, Rodríguez, pasó de la gestión bonaerense a la AFIP, donde se contactó con Zanchetta.
La Inteligencia ya fascinaba a esa cantera de talentos, La Cámpora, capaz de ofertar cuadros para puestos estatales múltiples.
El caso del “Espionaje K” acaba de empezar.
El material de Inteligencia ilegal que se conoce públicamente hasta el momento es mínimo comparado al que se registró que existe en la notebook de Zanchetta.
Hay más. Un fiscal federal se enteró que existe un informe patrimonial sobre su persona, y también un seguimiento de uno de sus hijos. Otro juez conoció información parecida.
Según el fiscal Pollicita, hay más de mil cien carpetas que involucran a personalidades de todos los ámbitos de la Argentina que fueron objeto de espionaje irregular.
La ministra de Desarrollo Social,Victoria Tolosa Paz, afectada por el “camporismo” y el espionaje, hizo una breve declaración al respecto y ahora se sumió en el total silencio. Clarín quiso contactarla, en vano.
El espionaje se extendió a decenas y decenas de intendentes del PJ del conurbano bonaerense. Zanchetta usó una web falsa para cobrar dinero público pero también para subir noticias negativas de jefes comunales que se supone eran K, como Juan Zabaleta, de Hurlingham.
Como anticipó Clarín el martes pasado, el PJ inició un plan para marginar a La Cámpora del diseño político del nuevo país que vendrá tras las elecciones.
Ser espiados, patrimonialmente, saber que se siguió a familiares o se tomaron imágenes de sus casas, parece ser un límite.
Hay otro espiado más, de acuerdo al listado que se conoció en un dictamen del fiscal Pollicita, que también guarda silencio.
La Argentina es un país singular.
El hombre dejó trascender que hasta ahora no dijo nada al respecto para no dañar la campaña electoral de Sergio Massa.
El “objetivo” de la Inteligencia financiada por La Cámpora es nada más, ni nada menos, que el propio presidente Alberto Fernández.
Se desconoce qué información se recolectó sobre él.
Pero, aunque no ostente su poder, es el Jefe de Estado, había prometido transparentar el espionaje legal, y por ahora hizo silencio.
Aunque trascender su rabia contra los Kirchner.
Fernández es, en rigor, un pionero en estas situaciones.
El 11 de agosto del 2009, denunció que el gobierno de Cristina Kirchner espiaba sus correos electrónicos o tenía intervenido su teléfono, debido a que sabía que su entonces enemiga tomó represalias en su contra cuando se enteró, antes que nadie y que fuera público, que él se reuniría con Julio Cobos en su casa.
Refrán español: “De aquellos polvos, estos lodos”.
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