La historia de amor de Ayrton Senna y Xuxa: por qué no tuvieron hijos, la premonición de la trágica muerte y el reencuentro que tenían pactado
Todo parece arrancar en un estudio de televisión, el lugar en el que transcurría la vida de Xuxa en la década del 80. La Reina de los bajitos recibe a Ayrton Senna, puro carisma, el hombre más rápido de la tierra al frente de un volante y, sin dudas, por esos días el máximo ídolo de Brasil. “Todos están emocionados, pero yo mucho más”, dice la blonda. “Es lindo, ¿no?”, pregunta. Y le da un beso en una mejilla. Después, al modo español, se va para el otro cachete, cerca la comisura de los labios. Las Paquitas miran azoradas, igual que los millones que están del otro lado de la pantalla mirando el programa infantil más popular del país tropical.
–Ayrton, ¿qué quieres para navidad?– pregunta Xuxa.
–Lo que yo quiero no lo puedo decir acá – dice el campeón.
–¿Por qué no? – sigue el coqueteo.
–Censurado, pero sólo quiero felicidad… – escapa.
–Decime al oído– insiste, Xuxa.
Ayrton se acerca, le susurra al oído. Los dos ríen. Xuxa, con la sonrisa de Colgate; Beco. mucho más tímido. “Feliz año nuevo. Feliz 1990, Feliz 1991”; dice Xuxa y le deja marcados los labios en las mejillas y en la frente. Un beso por año. Sigue en el 92 y detiene la cuenta en el año 93.
Años después, los fans dirán que aquella situación, en realidad fue una premonición. ¿Por qué?
Xuxa y Senna, el amor más explosivo de Brasil
Aquel chichoneo en el Show de Xuxa reproducido hasta el hartazgo tras el boom que produjo la serie de Senna en Netflix fue el primer encuentro público de la pareja. Pero la verdad es que esa química que se vio en el estudio no se trataba de un amor a primera vista. Xuxa y Ayrton llevaba diez días pegados.
Alguna vez, Alain Prost dijo que “Senna se cree que no se puede matar porque cree en Dios”, pero Beco (tal el apodo que quedó en la familia porque su primera no podía pronunciar su nombre) no dejaba las cosas libradas a la voluntad del santísimo. Más allá de su fe, Ayrton era un hombre de armas tomar.
En diciembre de 1988 Ayrton Senna Da Silva era el hombre más popular entre los 140 millones de habitantes de Brasil. En esos días, el piloto había quedado deslumbrado por el carisma y la belleza de Xuxa, la chica del momento. La única capaz de hacerle sombra. No existía el guasap. Los primeros celulares estaban por asomar y una manera de encontrar a alguien en los fines de los 80 era llamar a los lugares de trabajo.
Empezó a discar, entonces, Ayrton. “Llamó a todos los teléfonos de O’Globo para hablar conmigo”, revelaría Xuxa años después.
Y, cuando consiguió que lo atendiera, fue lo más cursi que se podía: “¿Hablo con la mujer más linda de Brasil?”, le preguntó.
Quería verla ya, pero Xuxa se la hizo difícil. La Reina de los Bajitos se iba a con su show a Minas Gerais: “Te mando mi avión privado”, quiso impresionarla Senna. Aceptó verlo pero no modificó su hoja de viaje y regresó con el vuelo que tenía programado.
Cuando aterrizó en San Pablo, Xuxa estaba cansada y canceló la cita. “Me acerco a tu casa, ¿cuánto tardo en auto’”, se lanzó Beco.
“Son unos 15 minutos”, respondió la diva brasilera. ¿Hace falta decir que Senna tardó cinco? Y ahí empieza todo.
Ese 15 de diciembre de 1988 se vieron por primera vez y quedaron pegados. “Nos conocimos y, en lugar de saludarnos, nos tocamos con la manos. No nos besamos, nos olimos, el era un hombre diferente”, contaría ella.
Diez días después, llega la navidad de 1988. Ayrton acaba de ganar su primer campeonato de Fórmula 1 y lo celebra yendo al programa de Xuxa. Lo contamos al inicio, se encuentran al aire y se sacan chispas. Y el mundo empieza a hablar del romance.
Unos años antes, Xuxa había tenido un antecedente con una estrella del deporte brasilero. Quizá la indiscutida, hasta la aparición de Senna: Edson Arantes do Nascimento, O Rei Pelé.
Se conocieron en una producción para la revista Manchete. Pelé tenía 40 años y Xuxa 17. Había arrancado su carrera como modelo a los 16 y fue un misil que atravesó los medios del país tropical: en ese año, fue tapa de revista cerca de 80 veces.
Maria da Graça Meneghel (su verdadero nombre) tenía 17 años, pero a Pelé no le importó y la invitó a cenar. Ella no aceptó, pero O Rei insistió y llamó a su casa. Siguió la negativa, hasta que su padre se convenció: “Y, es Pelé…”.
Salieron y Xuxa no sabría qué hacer con su fama, semejante fama, en esos primeros años. Pero aprendería a manejarla y se convertiría en la mujer más popular del país, daños colaterales aparte.
En 1989, cuando aparece Ayrton Senna en su vida, Xuxa ya había cumplido 25 años. Y de alguna manera, el automovilista era la contracara de Pelé. Eran el día y la noche. Si bien O Rei había surgido de una familia pobre y Beco de una clase media alta, durante su corta vida el que se paró enfrentado al poder y demostró un compromiso social y una preocupación por cómo vivían los niños de Brasil que fue automovilista.
Para fundamentar esa afirmación, quizá tendenciosa, podríamos decir que Pelé fue el mejor amigo de la FIFA. Y del poder en general. Que lo cuente Joao Saldanha sino, el periodista que dirigió a la Selección en la previa de del Mundial 1970 y tuvo que renunciar por presiones del dictador Médici. ¿El motivo? Entre otros, que no ponía a O Rei.
En ese sentido, Senna era más parecido a Maradona que a su compatriota. Se enfrentó a la FIA y fue el grano más incómodo para el francés Jean-Marie Balestre.
Ayrton Soñaba con crear una fundación que le diera estudio a los niños de su país. Ese legado lo recogió su familia con el Instituto Ayrton Senna que dirige su hermana Viviane y su sobrina Bianca.
La de Xuxa con Beco parecía una relación más sana que la que tuvo con Pelé: “Me traicionaba continuamente. Cuando lo miraba, tenía lápiz labial en su boca. ‘Son las mujeres que quieren estar con Pelé’, me decía”.
Pero estamos con Xuxa y Senna. Maria da Graça Meneghel nació el 27 de marzo del 63. Ayrton, el 21 del mismo mes, pero de 1960.
“Nos conocimos a fin de año en el programa de televisión. Y, de repente, estábamos juntos”, fue la respuesta vaga de Senna en la televisión brasilera. A pesar de su carisma, le movía el piso hablar de Xuxa: “Me late el corazón”, decía acercando su mano al pecho.
¿Qué decía ella? “Tenía todo lo que a mí me gustaba: me gustaba cómo olía, su libertad. El hacía todo muy rápido: no decía “quizás voy”, él venía a verme. Le gustaban los animales, los niños. Yo decía, ¿cómo puede ser que un hombre solo tenga todo lo que me gusta?”.
Con el tiempo, Xuxa fue dando detalles (al extremo) de su relación con Senna. Según dice, Beco tenía el fetiche de verla vestida de “Paquita” en la intimidad. Con las botas y con la típica colita atada en su pelo. “Okey, no hay problema: yo me pongo las botas y tú te pones el casco”, contó que le dijo.
La relación de Senna con Xuxa fue rápida y furiosa, como aquella carrera en la que el brasilero terminó primero tras despistar en un toque con su enemigo íntimo, Alain Prost.
Vale el recuerdo: aquel 22 de octubre de Suzuka, los dos pilotos de McLaren chocaron en la vuelta 47 y despistaron. Senna necesitaba ganar para ser campeón y Prost simplemente que su rival no terminara la carrera. Por eso, cuando el francés vio el que paulista iba a pasarlo, directamente lo sacó de la pista.
El auto de Prost quedó destrozado, pero Ayrton volvió a pista para lograr una carrera de antología. “Si Senna intenta algo será suicida”, decía el relator brasilero que seguí a su compatriota que, siguió, con el alerón roto, entró a boxes y en cinco vueltas recuperó la punta y ganó la carrera. Lo que siguió fue un escándalo: los comisarios descalificaron al sudamericano (por el lugar en el que reingresó a la pista) y el francés se quedó con el campeonato del mundo.
Con esos bueyes araba Senna mientras le pedía a Xuxa que lo acompañara por el mundo en su periplo por el circuito de Fórmula 1. El problema fue que ella le pedía lo mismo.
Como le pasó en la relación con su primera mujer, Adriane Yamine, de alguna manera la novia olvidada de Ayrton cuya relación ahora rescata la serie de Netflix (y antes apareció en el impresionante documental de Kapadia) a Senna y a Xuxa los separaron sus carreras profesionales.
Xuxa conducía el programa más visto de la televisión brasilera: más de 100 millones de bajitos (y otros tantos más altos) la miraban todos los días por la red O Globo, una súper estrella que cosecharía más de cien millones de dólares, unos 250 millones, según la tradición brasilera.
Ayrton era el hombre que le sumó alegría a los domingos brasileros, el piloto más rápido de la tierra, para muchos el mejor de la historia, campeón mundial de la Fórmula 1 en 1989 1990 y 1991.
Senna le prometió a Xuxa que iba a acompañarla a una presentación en New York pero, en medio de su pelea con Prost, decidió concentrarse en su carrera. La cantante que vendió 2,5 millones de discos con “Ilarie” lo esperaba, pero llegaron flores y un mensaje de apoyo. El 26 de marzo de 1990, un día antes del cumpleaños de Xuxa, se volvieron a encontrar. Pero ese día terminó la relación.
En Brasil, muchos señalan a Marlene Mattos, la representante de Xuxa, como la responsable de la ruptura: “Ella me dijo, vos tenés que elegir entre tu profesión y tu amor. Si seguís con él, yo me voy. Y yo pensé que podíamos volver a encontrarnos, pero eso no pasó”, recordó Xuxa años después.
“El problema de Xuxa es que delira por su profesión, simplemente se encierra en su mundo. Creo que soy uno de los pocos que pudo entrar en él”, se lamentó Ayrton en un reportaje de la revista Playboy, con el ego herido. “Xuxa no crea las condiciones para relacionarse, para pensar en familia y tener hijos”, siguió.
“Así como él quería una persona que lo acompañara en los grandes premios, yo quería alguien que me acompañara en mis compromisos”, respondió ella.
En aquel reportaje con la revista de Hugh Hefner, Ayrton confesó que veía a la brasilera como la madre de sus hijos: “Debo confesar que por una vez en mi vida sentí aquí adentro el deseo de tener una familia. Una sola vez en toda mi vida soñé con tener un hijo. Y fue con ella. Fue con Xuxa”.
El reencuentro que no fue
Hay un increíble presagio en aquel encuentro que quedó registrado entre Ayrton Senna y Xuxa en sus programa. La conductora le dio cinco besos. Uno por año, arrancando por 1989 y llegando hasta 1993. Los fans perjuran que el beso que no le dio (seguía el de 1994, fue un aviso de lo que pasaría años después).
En abril de 1994, Xuxa y Senna habían planeado reencontrarse. Lo iban a hacer después del Gran Premio de San Marino, en Imola.
Habían pasado cuatro años de la ruptura, aunque se habían seguido encontrando ya sin compromiso. En 1992, Ayrton había conocido a Adriane Galisteu, su novia en el último año y medio de vida, pero –al parecer– seguía enganchado con la súper estrella brasilera.
“Después de separarnos nos seguimos viendo, hasta que él conoció a una chica que le gustaba mucho y dejamos de hacerlo”, contó Xuxa en el living de Susana Giménez. “Pero yo había acomodado toda mi agenda para reencontrarnos después de Imola: él iba a dejarla”, reveló en Telefe.
El fin de semana del 1 de mayo de 1994 fue el más trágico en la historia de la Fórmula 1. El viernes, Ayrton recibió un alerta cuando el auto de Rubens Barrichello volaba por los aires y, a 225 kilómetros por hora, se estrellaba contra el muro de la chicane Variante Bassa. Un día después, Roland Ratzenberger se mató contra el muro de la curva Villeneuve a 314 kilómetros por hora.
Senna era la oveja negra de la Fórmula 1. Enfrentado con el capo de la FIA, Jean-Marie Balestre, se debatía hasta dónde el show del Gran Circo debía seguir. Ayrton entendía que ese fin de semana no había que correr en homenaje a su colega fallecido, pero desde la organización obligaron a los pilotos a seguir adelante con el Gran Premio. The show must go on.
Después de intentar convencer a la FIA de suspender la carrera, Ayrton decidió correr con la bandera de Austria: “Voy a ganar la carrera y le voy a rendir tributo a Roland en el podio”.
En la séptima vuelta del Gran Premio de San Marino en el Circuito Enzo y Dino Ferrari de Imola, Senna tomó la curva de Tamburello a 309 kilómetros por hora. Según investigaciones posteriores, redujo hasta 211 km/h pero el impacto contra un muro fue letal. El piloto llegó sin vida al hospital.
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