Los secretos de Cruzeiro, el rival de Racing en la final de la Copa Sudamericana: un gigante de Brasil que quiere salir de las sombras
Casi cinco años después de una de las jornadas más oprobiosas de su riquísima historia, Cruzeiro disputará el sábado ante Racing el partido que podrá darle su primera consagración internacional en el siglo XXI. Uno de los gigantes del fútbol brasileño afrontará la final de Copa Sudamericana con un equipo que está lejos de sus años de gloria y que llega a trompicones a este duelo en el estadio General Pablo Rojas de Asunción.
Siete títulos internacionales, cuatro en el campeonato brasileño, seis en la Copa do Brasil, 38 en el certamen estadual y una de las hinchadas más numerosas y seguidoras del país (conocida como la Nación Azul) le han dado estatus de grande al club fundado el 2 de enero de 1921 como Palestra Italia, en el seno de la comunidad italiana de Belo Horizonte, y renombrado el 7 de octubre de 1942. Pero este coloso no se consagra en el Brasileirão desde hace una década y no celebra en el Campeonato Mineiro desde 2019.
Esta sequía está asociada a la gravísima crisis económica e institucional que el club padeció a fines de la década pasada, que tuvo como correlato, en diciembre de 2019, el primer descenso del equipo a la segunda división, en la que permaneció tres años. En medio de ese tránsito por la categoría de plata, Cruzeiro se transformó en una Sociedad Anónima de Futbol (SAF) que primero perteneció al exdelantero Ronaldo y que en abril de 2024 pasó a manos del empresario Pedro Lourenço, propietario de la cadena de supermercados BH, la quinta más grande de Brasil (posee 300 tiendas y en 2023 facturó 14.000 millones de reales -2.910 millones de dólares-).
Desde que regresó a la elite del balompié brasileño, el otrora todopoderoso elenco mineiro fue haciendo pie poco a poco. La temporada pasada hizo una muy floja campaña en el Brasileirão, en el que ocupó puestos de descenso hasta cuatro fechas antes de finalizar el certamen y terminó 14°, a solo cuatro puntos del abismo. Ahora marchá séptimo, a 21 puntos del líder Botafogo, pero a tranquilizadoras 10 unidades de los puestos de descenso. En la Copa Sudamericana, culminó primero en el grupo B relegando a Universidad Católica de Ecuador, Alianza de Colombia y Unión La Calera de Chile, y luego eliminó a Boca en los octavos de final, a Libertad de Paraguay en los cuartos y a Lanús en las semis.
A primer golpe de vista, los resultados han sido medianamente satisfactorios. Sin embargo, el andar del equipo no parece haber conformado a la dirigencia, que decidió cambiar dos veces de entrenador este año. El platense Nicolás Larcamón, que había sido contratado en diciembre de 2023, fue despedido a principios de abril, tras la derrota en la final del certamen estadual ante Atlético Mineiro. Lo sustituyó Fernando Seabra, quien resistió apenas un poco más que su antecesor: perdió su puesto el 23 de septiembre, tras un empate 0 a 0 con Cuiabá por la 27ª jornada del Brasileirão.
Ese día, cuando faltaban solo 72 horas para la revancha ante Libertad por los cuartos de final de la Copa Sudamericana (Cruzeiro había ganado 2 a 0 en el Defensores del Chaco), tomó el timón Fernando Diniz, ganador de la Libertadores 2023 con Fluminense y exentrenador interino del seleccionado brasileño. Con solo dos meses de trabajo, Diniz afrontará la final del sábado al frente de un equipo al que le está dando su impronta, pero que todavía no ha sido acompañado por la buena estrella de los resultados.
“En Brasil se acostumbra a hacer entrenamientos cortos porque no hay tiempo por la cantidad de partidos, pero Fernando labura y repite los trabajos. Intenta sacar lo mejor de cada jugador y se enfoca mucho en la persona. Te quiere hacer ganador”, describió al entrenador el capitán del equipo, Lucas Romero, uno de los cinco argentinos que integran el plantel de Cruzeiro: los otros son Lucas Villalba, Álvaro Barreal, Lautaro Díaz y Juan Ignacio Dinneno, quien se perderá la final ante Racing porque se está recuperando de una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha que sufrió el 28 de agosto en un partido ante Inter de Porto Alegre.
Este Cruzeiro de Diniz no se parece demasiado al Fluminense voraz y cultor del jogo bonito con el que el DT ganó la Libertadores hace un año. Si bien suele estructurarse también con el 4-2-3-1 que el entrenador usaba como esquema base en el elenco carioca, este es un equipo mucho más batallador que aquel y, aunque prolijo en el manejo de la pelota, es poco punzante en el ataque. No se puede pasar por alto que los recursos individuales no son los mismos.
Cruzeiro inició la temporada con un plantel sin figuras de alto relieve. Si bien a mitad de año repatrió a los mediocampistas Walace (Udinese) y Matheus Henrique (Sassuolo), y al delantero Kaio Jorge (Juventus), y también sumó al veterano Cássio, uno de los mejores arqueros de América (clave en la victoria ante Lanús en la revancha de las semifinales), está lejos de contar con una dotación estelar como la que en su país tienen Flamengo o Palmeiras.
El principal déficit de Cruzeiro se aprecia en la ofensiva, un sector en el que durante todo el año mostró baja productividad y alta rotación de sus hombres durante los ciclos de Larcamón y Seabra. Rafa Silva, el delantero en el que el club había depositado sus fichas a principios de 2024 (fue cedido por el Porto de Portugal), no rindió como se esperaba. Dinenno había convertido ocho tantos en 22 encuentros, por eso la lesión en la rodilla derecha fue un dolor de cabeza. Para el año próximo, la dirigencia apuesta a contratar a Gabriel Barbosa. Por lo pronto, desde el arribo de Diniz la dupla de ataque titular ha sido integrada por Kaio Jorge y Gabriel Verón.
Ante la respuesta irregular de los delanteros del equipo, quien ha dado la talla, y con creces, es el enganche Matheus Pereira. El futbolista formado en el Sporting de Lisboa y que pasó por el West Bromwich Albion inglés, el Nürnberg alemán, el Al-Wahda emiratí y el Al-Hilal saudí está teniendo una temporada brillante, en la que suma nueve goles y 15 asistencia en 54 partidos.
Este destacadísimo rendimiento del jugador nacido hace 28 años en Belo Horizonte (y simpatizante de Cruzeiro desde la infancia) le valió el mes pasado su primera convocatoria al seleccionado brasileño: por la suspensión de Lucas Paquetá, Dorival Júnior lo citó para el partido contra Perú por la clasificación mundialista e incluso lo hizo jugar un puñado de minutos en ese duelo en el Arena Mané Garrincha de Brasilia.
La última presentación del conjunto de Belo Horizonte antes de enfrentar a Racing fue el miércoles al mediodía, cuando perdió 2 a 1 como visitante ante el Corinthians de Ramón Díaz por la 34ª fecha del Brasileirão en el Neo Química Arena. En ese encuentro, el entrenador del elenco visitante no incluyó en la alineación inicial a ninguno los 11 hombres que presumiblemente serán titulares el sábado. Desde São Paulo y sin escalas, el plantel viajó a Asunción.
La derrota ante Corinthians fue la cuarta en 10 partidos bajo el mando de Fernando Diniz. En ese período, Cruzeiro también registró dos victorias y cuatro empates, convirtió ocho goles y recibió 12. Esta cosecha es inferior a la que el equipo mineiro logró en los últimos 10 encuentros del ciclo de Fernando Seabra antes de su despido: tres victorias, cuatro empates y tres derrotas (con nueve tantos a favor y siete en contra).
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