Ofensiva relámpago: grupos jihadistas entran en la segunda ciudad de Siria en los combates más violentos en cuatro años
BEIRUT.- Fuerzas jihadistas y de milicias insurgentes aliadas entraron este viernes en Aleppo, la segunda ciudad más grande de Siria, tras una ofensiva relámpago contra las fuerzas del régimen de Bashar Al-Assad respaldado por Irán y Rusia.
La ofensiva provocó los combates más violentos desde 2020 en el noroeste de Siria, con más de 250 muertos, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH). Los residentes huían de los barrios aledaños a la ciudad debido a los misiles y los disparos, según testigos en Aleppo.
Entre los muertos figuran al menos 24 civiles, la mayoría muertos en bombardeos rusos, según esta ONG con sede en Gran Bretaña pero que cuenta con una red de informantes en el terreno.
El avance de los insurgentes sobre Aleppo es parte de una ofensiva relámpago que lanzaron el miércoles, cuando miles de combatientes arrasaron aldeas y pueblos en la zona rural del noroeste de Siria, el mismo día en que entró en vigor un frágil alto el fuego en el vecino Líbano entre Israel y el grupo terrorista Hezbollah, respaldado por Irán.
Los jihadistas y sus aliados ya se habían hecho el viernes con el control de más de 50 localidades del norte de Siria, de acuerdo al OSDH, lo que representa la mayor pérdida de territorio del régimen de Asad en varios años.
Según el OSDH y varios testigos, terroristas de la organización jihadista Hayat Tahrir al Sham (HTS) y grupos aliados, algunos cercanos a Turquía, lograron ingresar a Aleppo, la segunda del país, con dos millones de habitantes.
Es la primera vez que la ciudad es atacada por fuerzas de oposición desde 2016, cuando fueron expulsadas de los barrios orientales de Aleppo después de una agotadora campaña militar en la que las fuerzas del gobierno sirio fueron respaldadas por Rusia, Irán y sus grupos aliados.
Pero esta vez, no hubo señales de una resistencia significativa de las fuerzas gubernamentales o sus aliados. En cambio, hubo informes de que las fuerzas gubernamentales se estaban desvaneciendo ante los avances.
El director del OSDH, Rami Abdel Rahman, afirmó que los milicianos “tomaron el control de cinco barrios” de Aleppo y que las fuerzas del régimen de Asad “no opusieron gran resistencia”.
La batalla de 2016 por Aleppo fue un punto de inflexión en la guerra entre las fuerzas del gobierno sirio y los combatientes rebeldes desde que las protestas de 2011 contra el gobierno de Bashar al-Assad se convirtieron en una guerra total.
Rusia, Irán y sus grupos aliados habían ayudado a las fuerzas del gobierno sirio a recuperar el control de todo Aleppo ese año, después de una agotadora campaña militar y un asedio que duró semanas. Además de respaldar a las fuerzas de la oposición, Turquía también estableció una presencia militar en Siria, enviando tropas a partes del noroeste. Por separado y en gran parte en el este de Siria, Estados Unidos apoyó a las fuerzas kurdas sirias que luchan contra los militantes del Estado Islámico.
La región de Aleppo limita con el último gran bastión rebelde y jihadista de Idlib. Cazas sirios y rusos lanzaron intensos bombardeos cerca de esta localidad, según la misma fuente.
El ejército sirio envió “refuerzos” a Aleppo, indicó a la AFP un representante de seguridad, que pidió el anonimato.
Durante la guerra civil que estalló en 2011, las fuerzas del régimen, respaldadas por la aviación rusa, reconquistaron la parte oriental de la región Aleppo en 2016, tras devastadores bombardeos.
“Por primera vez desde hace cerca de cinco años, escuchamos cohetes y artillería todo el tiempo y a veces aviones”, contó a la AFP Sarmad, un hombre de 51 años.
“Tenemos miedo de que se repita el escenario de la guerra y que nos veamos obligados a huir”, añadió.
Los jihadistas y sus aliados cortaron el jueves la ruta entre Aleppo y Damasco, la capital siria, situada a unos 300 km, indicó el OSDH.
“Es extraño ver a las fuerzas del régimen recibir tales golpes a pesar del apoyo aéreo ruso (…) ¿Dependían las fuerzas del régimen de Hezbollah, que actualmente está ocupado en Líbano?”, se preguntó Rami Abdel Rahman.
Un general de los Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico de Irán, murió en los combates del jueves, informó una agencia de noticias iraní.
Irán es un aliado incondicional de Siria, país en el que Teherán se ha implicado militarmente, enviando asesores para apoyar al presidente Asad durante la guerra civil.
El ministro iraní de Relaciones Exteriores, Abás Araqchi, prometió “apoyo continuo al gobierno, la nación y el ejército de Siria” en una llamada telefónica con su homólogo sirio, Basam al Sabagh, según un comunicado.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, describió la situación en Aleppo como “una violación de la soberanía de Siria” y expresó su apoyo “al gobierno de Siria para que restablezca rápidamente el orden”.
La cancillería turca instó a “poner fin” a los “bombardeos” sirios de la ciudad de Idlib y su región.
El grupo HTS, antigua rama siria de la red Al-Qaeda, controla el último bastión rebelde del país, en el noroeste, incluyendo gran parte de Idlib y algunas zonas de las provincias vecinas de Aleppo, Hama y Latakia.
El jefe del autoproclamado “gobierno” de Idlib, Mohamad al-Bashir, justificó el jueves la ofensiva afirmando que el régimen de Asad había “comenzado a bombardear zonas civiles, lo que ha provocado el éxodo de decenas de miles de civiles”.
Agencias AP y AFP
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