Qué funciona hoy en la ex ESMA, los cuestionamientos de los libertarios y por qué no podrán tocarla
Qué funciona hoy en la ex ESMA, los cuestionamientos de los libertarios y por qué no podrán tocarla
Fue un predio que el Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires le cedió por decreto al Ministerio de la Marina en 1924. Allí comenzó a funcionar bajo la presidencia de Marcelo Torcuato de Alvear la Escuela de Suboficiales de Mecánica de la Armada, más conocida como la ESMA. En su momento prestigiosa, tras el golpe de Estado de 1976 fue utilizada como uno de los centros clandestinos de detención, tortura y exterminio más importantes y temidos de la última dictadura militar.
Hoy, el llamado Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos, creado en 2004 y conocido también como Espacio Memoria y Derechos Humanos, es objeto de una fuerte polémica por la propuesta de Victoria Villaruel. La candidata a vicepresidenta de Javier Milei quiere modificarla si la Libertad Avanza triunfa en el balotaje presidencial de este domingo 19.
Su plan para que el sitio lo “puedan disfrutar todos” despertó críticas, pero no sólo del Gobierno kirchnerista y de los organismos de derechos humanos afines.
Con el correr de las horas aparecieron otras voces que permiten preguntarse por qué Villaruel reabre esta herida con un hecho que no es viable y que es controvertido. ¿Qué organismos funcionan en las 17 hectáreas que Villaruel quiere cambiar? ¿Por qué no se puede modificar y por qué los libertarios sacan a relucir una propuesta inviable incluso para las Naciones Unidas?
El Museo de la Memoria de la ex ESMA, reconocido como Patrimonio Mundial de la Unesco. Foto EFE
Se trata de un órgano tripartito de la Nación, de la Ciudad de Buenos Aires y de los organismos de Derechos Humanos. Por lo tanto, el planteo de Villaruel en el Ejecutivo debería abrirse a dos instancias más donde las ONGs no prestarían su consentimiento.
En sus “17 hectáreas”, como las nombró Villaruel, y donde alguna vez funcionaron la Dirección de Educación Naval, la Escuela Nacional de Náutica y la Escuela Nacional de Cabotaje Fluvial, y también el Casino de Oficiales de la Armada -epicentro del Terrorismo de Estado entre 1976 y 1983-, hoy se levantan entre otros el llamado Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos, el Archivo Nacional para la Memoria, el Museo Sitio de Memoria ESMA, el Museo Malvinas y el Centro Cultural Haroldo Conti.
“Es una locura total. Es patrimonio mundial de la Unesco desde este año. Es inviable lo que propone Villaruel. La Argentina tiene tiene doce sitios que son patrimonio mundial, entre ellos la Ex eSMA”, dijo a este diario la ex ministra de Justicia, Marcela Losardo, que en diciembre termina su misión como representante argentina del gobierno saliente ante la Unesco (la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) y fue elegida este año vicepresidenta del Consejo Ejecutivo de la Unesco por el Grulac, el grupo de América Latina y Caribe. Puede decirse que entre sus logros la ex ESMA quedó "protegida" por la Unesco, aunque fue un pedido que comenzó a realizarse en 2015 por Cristina Kirchner y lo mantuvo Mauricio Macri.
El reconocido dirigente Santiago Cantón, actual secretario general de la Comisión Internacional de Juristas, con sede en Ginebra, sentenció a este diario lo siguiente: “La construcción de la memoria por las graves violaciones a los derechos humanos ha sido un esfuerzo de todos los argentinos durante décadas. Y ha contribuido muchísimo a que las nuevas generaciones conozcan la verdad. Proponer construir escuelas como ha dicho Villarruel es de un cinismo escalofriante. No me imagino a Alemania o a ningún otro país quitar los memoriales sobre el Holocausto. Por más que busca disfrazar su discurso, está muy claro que su visión está a favor de borrar, y reescribir, el pasado”.
Efectivamente, modificar, destruir o cambiar sin consentimientos tripartitos e internacionales este espacio puede ser comparable a una intervención sobre los campos de concentración o exterminio de los nazis en Europa, dicen los expertos.
La ex ESMA hoy comparte el lugar de Patrimonio Mundial en la Unesco con el Campo de Concentración Nazi Auschwitz-Birkenau, en Polonia; con el Memorial de la Paz de Hiroshima, en Japón; con la Isla Robben, de Sudáfrica; con el Muelle de Valongo, en Brasil; la Isla de Gorée en Senegal; y el Puente Viejo de Mostar, en Bosnia y Herzegovina, que recuerdan las vejaciones a los derechos humanos. Son en total 1.121 sitios (869 culturales, 213 naturales y 39 mixtos) en 167 países para la Unesco.
Claudio Avruj, secretario de Derechos Humanos de la gestión de Mauricio Macri, trae otro punto de vista.
Reconoce: “No se pueden modificar edificios. Sí se deberían y pueden reasignar con un sentido educativo, de investigación y de desarrollo y derechos humanos”, comienza diciendo, y sigue: “Además, y sobre todo, optimizar recursos ya que todo lo paga el Estado. Yo quise sacar las rejas, construir un verdadero polo de Derechos Humanos, llevando las oficinas de ONU, INADI, y otras ONG importantes, no sólo los organismos de DDHH, pero los organismos se opusieron y parte del gobierno no apoyó. Lo que está en realidad en juego es el uso de la historia. Lo que yo llamé deskirchnerizar”.
El planteo de Villaruel y el relato K
"Un predio como el de la ESMA… son 17 hectáreas que podrían ser disfrutadas por todo el pueblo argentino. Sobre todo, porque en algún momento estaban destinadas a hacer escuelas y lo que más necesitamos son escuelas", planteó Villarruel.
Si bien en reiteradas oportunidades Villarruel y algunos libertarios rompen consensos que luego deben salir a relativizar -como que no avala la dictadura, que no es “amiga” de genocidas, entre otros-, su deseo de transformar a la ex ESMA también habla de la molestia que impera en sectores de la sociedad por la apropiación del relato de los derechos humanos que ejerce el kirchnerismo.
Por empezar, la dirigente de la Libertad Avanza siempre llevó la bandera del reclamo al Estado de que las víctimas de las organizaciones guerrilleras y terroristas que pulularon en los '70 también piden justicia. Y es algo que el kirchnerismo siempre ha rehusado conceder.
Hoy dirige la ex ESMA el polémico secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, hijo de desaparecidos.
Es un ultrakirchnerista abocado a la defensa política de Cristina Kirchner, al ataque a la Justicia y a los políticos de su espacio con causas por corrupción que él llama “víctimas del lawfare”. En la página oficial de la ex ESMA de su gestión, se inscribe la siguiente introducción: “A lo largo de la segunda mitad del siglo XX, América Latina atravesó un período de inestabilidad política signado por dictaduras militares y gobiernos autoritarios, instalados en el marco de la lucha contra insurgente en el contexto de la Guerra Fría. En Argentina, el 24 de marzo de 1976, un nuevo golpe de Estado inició el período represivo más sangriento de su historia que duraría hasta 1983”.
El período al que refiere el equipo de Pietragalla, que jamás convocó a los medios independientes en sus cuatro años de gestión, y mantiene el Espacio ESMA como propiedad “privada”, nada reconoce de lo que precedió. Un período de suma inestabilidad con atentados de la guerrilla, torturas y desapariciones llevadas a cabo durante los gobiernos democráticos del camporismo y peronismo, sobre todo entre 1974 y 1975.
Y en ese sentido, es el Espacio Memoria y Derechos Humanos es un castillo infranqueable del kirchnerismo.
Pero en La Libertad Avanza y sus seguidores no deberían olvidar el horror ocurrido allí. En la ex ESMA funcionó en paralelo a la escuela de instrucción militar para cadetes uno de los centros clandestinos de detención más grandes de la Argentina. Desde el Casino de Oficiales, el Grupo de Tareas 3.3.2 ejecutó secuestros, torturas y hasta la apropiación de menores y robos de bienes de los detenidos de la dictadura.
Se estima que por allí pasaron unas cinco mil personas, muchas de ellas transportadas en aviones militares y luego arrojadas al Río de la Plata o al mar en los llamados “vuelos de la muerte”. Otros fueron asesinados y enterrados como “NN” en fosas comunes. Se estima que 37 mujeres embarazadas tuvieron a sus hijos en cautiverio en lo que significó, además, la apropiación ilegal de bebés por familias ligadas a los apropiadores.
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