“Recuerden al buen marido, no al perverso”, habla la abogada del esposo que drogó a su mujer para ser abusada por extraños


Si hay una defensa imposible es la de Dominique Pelicot, el marido que drogó a su esposa Gisele durante una década y la ofreció a 90 hombres para que la violaran. La abogada Beatrice Zavarro emprendió esa misión imposible y reconoció ante el tribunal que nunca se sintió más sola, al iniciar su alegato.

“Sin quererlo, me he convertido en el abogado del diablo desde el 2 de septiembre de 2024″, dijo Zavarro, en referencia a la fecha en que comenzaron las audiencias. Dirigiéndose a su cliente, dijo: “Somos usted y yo contra el mundo entero. La relación que hemos desarrollado me ha provocado una soledad extrema”.

“Recuerden al buen marido, no al perverso”

En su alegato en el tribunal de Vaucluse en Avignon, la abogada defensora de Dominique Pelicot pidió a la familia que “recuerde a su buen marido” y no “al perverso”.

La letrada de Dominique Pelicot dijo que él no nació pervertido, sino que se convirtió en uno por sus traumas de infancia. Fue violado y violó antes de los 14 años.

Beatrice Zavarro, la abogada defensora de Dominique Pelicot. Foto: Reuters

Dominique Pelicot ha sido descripto por su abogada como “un hombre con doble personalidad”, que había estado genuinamente enamorado de su exesposa, antes de comenzar a drogarla e invitar a docenas de hombres a violarla.

Beatrice Zavarro dijo que Pelicot había mostrado una “cierta perversidad”. Pero rogó a su familia que lo recordara como “un esposo y padre devoto” antes de su espiral delictivo.

Zavarro leyó poemas escritos por Pelicot, incluido uno dirigido a su esposa desde la cárcel, en el que expresó la esperanza de que “un día, en otro lugar, nos volveremos a ver y espero que podamos hablar de todo esto”. También leyó un mensaje en el que Pelicot dijo que no tenía otra alternativa que “enmendarse”.

Pelicot (72) se declaró culpable de los cargos de violación agravada, después de admitir que había introducido tranquilizantes y somníferos en la comida y la bebida de su ahora ex esposa, Gisèle Pelicot, con quien estuvo casado durante cinco décadas. El tribunal escuchó que Pelicot invitó a docenas de hombres a violarla mientras estaba inconsciente, después de haberle administrado la medicación en dosis altas.

Un punto de inflexión para la violación

Pelicot está en el banquillo de los acusados ​​​​con 49 de los hombres, a los que invitó a la casa familiar en Mazan, cerca de Aviñón, para agredir y violar a su esposa.

Otro acusado está siendo juzgado por drogar a su propia esposa e invitar a Pelicot a violarla. Los fiscales han pedido penas de prisión de 20 años para Pelicot y de entre cuatro y 18 años para sus coacusados.

El juicio ha sido descrito por Michel Barnier, el primer ministro francés, como “un punto de inflexión para la sociedad francesa”. Pelicot pasó a simbolizar lo que las feministas describen como “la cultura de la violación del país”.

Zavarro no buscaba la absolución de Pelicot y no cuestionó explícitamente la demanda de los fiscales de que se le aplicaran 20 años de cárcel, la pena máxima por violación, según la ley francesa. Pero su declaración final fue una petición implícita de clemencia. Dijo: “Estaba sinceramente muy enamorado de su esposa… la adoraba. Decía: ‘No era nada antes de ella y hoy he vuelto a ser nada, como antes’”, contó la abogada al tribunal.

Zavarro recordó al tribunal que Gisèle Pelicot lo había descrito como un “buen marido, un buen padre, un buen abuelo”. Pero, dijo, había “otro Dominique, con una doble personalidad; este otro Dominique está dotado de cierta perversidad”.

Una infancia marcada por violaciones

Beatrice Zavarro ha argumentado que la infancia de su cliente estuvo marcada por el trauma.

Ella argumentó que “no se nace pervertido, se llega a serlo”. Sugirió que Pelicot había estado marcado por traumas infantiles, en particular la violación de su madre por parte de su padre. Así como su propia agresión sexual por parte de una enfermera en el hospital cuando tenía nueve años y una violación en grupo, en la que dice que fue obligado a participar, a los 14 años.

Zavarro dijo que el lado perverso de su naturaleza se había apoderado de él cuando Gisèle Pelicot se negó a seguir sus fantasías. Esto lo impulsó a convertirse en usuario de coco.fr, una plataforma de citas para encuentros sexuales libertinos. Contactó a los hombres desconocidos, que invitó a su casa a través de la plataforma, para que violaran a su esposa drogada y que, hasta hoy, ella nada recuerda.

Muchos de los acusados ​​afirmaron que Dominique había ejercido una influencia controladora sobre ellos. Zavarro rechazó esa afirmación y preguntó: “Fue amenazante? No. ¿Violento? No. ¿Insultante? No. ¿Estaba la puerta cerrada? No”.

Hasta el 13 de diciembre continuarán los alegatos de los defensores. Alrededor del 20 de diciembre se conocerá la sentencia.

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